Matthew Vaughn es el hombre que hay que seguir en el Hollywood actual. Sí, J.J. Abrams tiene lo suyo, es un clon bueno de Spielberg, pero el director Matthew Vaughn, detrás de la primera "Kick Ass" o la subvalorada "Stardust", ha demostrado que es un artesano digno heredero de los maestros de los años 80 como John McTiernan ("Duro de matar"). Vaughn hizo la mejor X-Men ("X-Men: Primera generación") y su pulso es fuerte a la hora de dirigir una súper producción y sacarla de la zona plana en que usualmente se mueven. Y con "Kingsman: servicio secreto", Vaughn toma una franquicia sin visibilidad, basada en un cómic, e inaugura una tremenda saga de espías en clave de humor negro. La ortografía visual de Vaughn es precisa y certera, sin duda él merecía dirigir "Star Wars: Episodio VII" porque en su cine escribe con imágenes potentes y llenas de complejidad y no se deja subordinar a los efectos especiales. Y en este filme mantiene, curiosamente, un estilo elegante y que, a lo lejos, homenajea a la serie de antaño "Los vengadores". En esta historia, un chico de clase obrera de Londres (Taron Egerton) es reclutado para pasar las pruebas con el fin de unirse al exclusivo servicio secreto conocido como Kingsman. Colin Firth, su mentor, le ofrece ayuda y, además del discurso de lucha de clases (meritocracia versus pitutocracia), lo que hay es la valentía de Vaughn de hacer un cine adulto. Téngalo presente: Vaughn es el hombre al servicio de que usted pueda disfrutar aún de grandes producciones sin sentirse tonto. "Kingsman: Servicio secreto". Acción. 2014. 129 minutos. 14 años.