El Mercurio.com - Blogs : Veraneo en 1915
El Mercurio en el tiempo
Domingo 01 de febrero de 2015
Veraneo en 1915
Pese a los vaticinios de que la situación económica nacional y las repercusiones de la guerra en Europa afectarían las posibilidades de vacacionar durante el verano de 1915, la realidad era muy distinta. "Esta apreciación resulta casi completamente falsa. Ahora, como antes, la gente ha abandonado la capital en busca del sano aire del campo, del tonificante ambiente de la cordillera o de las frescas brisas del mar", describía una crónica publicada en "El Mercurio" el 3 de febrero de ese año.
Se leía que "la dirección de Ferrocarriles ha informado que su caja anota fuertes entradas en las distintas secciones de la vía. Podemos decir que en Viña del Mar, Constitución, Pichilemu y otros lugares, se ha notado tanta afluencia de veraneantes como en años anteriores. Las playas se ven mañana y tarde concurridas por multitudes alegres que han olvidado sus preocupaciones diarias y que se entregan a ligeros pasatiempos en busca de las fuerzas y salud que un año de trabajo ha afectado en forma más o menos sensible".
Uno de los balnearios preferidos era Cartagena. "Está copado como nunca. Los diversos hoteles y pensiones tienen todos sus departamentos pedidos, mientras que las casas de alquiler son requeridas por familias que se han instalado en ellas con el ánimo resuelto a pasar algunos días de tranquilidad y descanso", escribía un corresponsal. Entre las bondades del lugar, señalaba "su ubicación a tres horas de Santiago y sus baños de mar, tan beneficiosos para la salud y al alcance de todos".
Sin embargo, las condiciones de higiene allí dejaban bastante que desear. "El agua potable, elemento tan esencial para todos los menesteres, es de tan mala calidad, que sin exageración puede afirmarse que no existe. La poca que se recoge en las cañerías no sirve para la bebida y con fuertes resistencias es usada para el lavado".
Otro asunto que "merece que las autoridades de Cartagena se pongan de acuerdo con las de San Antonio" era lo que sucedía durante los viajes en carruaje entre ambos puntos. "Puestos en movimiento los coches, los viajeros se desesperan por el polvo que los cubre por completo a ellos y a sus vehículos. ¡No habría manera de evitar esta incomodidad tan poco en armonía con el grado de civilización que hemos alcanzado!".