Abierto hace poco, este pequeño restaurante viene a ofrecer el complemento comestible a la moda de los dramones televisivos. Así es: cocina turca, un verdadero mix entre los sabores del Oriente Medio y el recetario balcánico, especiada con sutileza y muy proclive al uso de verduras, como la berenjena, y de carnes más intensas, como la del cordero.
O sea, un grato descubrimiento. Porque ya hay en la capital locales de döner kebap, una popular comida rápida de la etnia, pero faltaba más. Y aquí está.
Para beber, una limonada muy dulce (se advirtió, a $2.500) y una refrescante bebida hecha de yogurt licuado, ayran. Gracias a una radio que transmitía noticias y canciones en turco, ya se sentía todo como un viaje inmóvil.
Para empezar, algo que da su nombre al local: meze, un mix de sabores en formato menor. De una extensa oferta, entre fríos y calientes, se pueden pedir estos platos pequeños aptos para un picoteo. Por ejemplo, berenjenas y zapallitos fritos con salsa de tomate y yogurt (saksuka, $2.250). O pollo desmenuzado con nueces (çerkez tavuk, $2.500), entre las opciones frías. Entre las calientes, unos rollitos de masa filo rellenos de queso de cabra y perejil frito (sigara börek, $2.750), de vicio, y panita de vacuno encebollada, con orégano y eneldo (yaprak ciger, $2.500), para los fanáticos de esta proteína de sabor intenso.
De fondos (aunque para otra visita quedaron hartos meze pendientes, como unas berenjenitas rellenas, unos fritos de zapallito y las zanahorias salteadas con yogurt y ajo), se pidió la hamburguesa turca grillada con ensalada y humus (köfte dürüm, $6.500), la que venía envuelta en el pan plano turco -pide-, con tomate y cebolla cortados finitos. El otro plato fue el cordero grillado con puré de berenjena y queso (begendili kuzu, $9.750), trocitos de carne a punto con la guarnición más sabrosa del Oriente -ese puré-, ligeramente ahumado y chicloso.
Aparte de la novedad, el servicio está bien enterado de lo que ofrece. La cocina no es muy rápida, por lo que se puede presagiar que con más público (eran solo dos mesas) podrían vivir una verdadera teleserie. Y les falta un poquito más de nervio, porque no tener disponible ninguno de los postres de su carta, nin-gu-no, no es culpa de Fatmagül.
Manuel Montt 270, 2 2378 3646.