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Editorial
Miércoles 28 de enero de 2015
Última paletada para HidroAysén
Aunque el proyecto está paralizado por el momento, esto no implica que seguirá así para siempre. En el futuro una parte importante de la generación la realizarán plantas solares, en el norte del país. Para compensar aquellas horas sin sol, y por lo tanto sin que haya generación solar, es necesario disponer de reservas.
El reciente rechazo de los derechos de agua solicitados por Endesa para el proyecto HidroAysén reafirma que el proyecto no se llevará a cabo, al menos no en el futuro previsible. La Dirección General de Aguas negó otorgar estos derechos porque, según ella, se contravendría el desarrollo productivo en la región y se afectaría el ecosistema. Sabiendo que el consejo de ministros ya había impugnado el proyecto, el rechazo basado en el artículo 147 bis del Código de Aguas (por circunstancias excepcionales y de interés nacional) representa más una señal política del Gobierno que una medida que responda a un criterio técnico-ecológico.
El proyecto HidroAysén es desde los años 70 del siglo pasado, el gran proyecto hidroeléctrico de Chile. Irrealizable e innecesario en aquel momento, pero ya en aquel entonces considerado una reserva para el futuro. Ahora, cuando es posible y sería útil construirlo, otras consideraciones (ambientales, antiempresas, regionales), aunque legítimas, han impedido que el proyecto se concrete. Es el motivo para dejar de lado una fuente de electricidad de bajo costo, proveniente de un medio renovable.
El proyecto, como estaba originalmente concebido, inundaba bastantes más terrenos que el proyecto actual, pero ante las protestas medioambientalistas y regionales, la empresa modificó el proyecto, de manera de hacer más eficiente su uso de suelo. Así, se transformó en uno de los proyectos más eficientes del mundo en términos de generación por área inundada. Esto hace que sus efectos ecológicos y sobre el paisaje sean limitados. Para llevar a cabo esta modificación, la empresa necesitaba derechos de agua adicionales a los que Endesa poseía desde hace medio siglo. Estos derechos son los que ahora se le han denegado, aduciendo causas que -siendo generosos- se podrían catalogar de débiles bajo nuestro ordenamiento legal.
Aunque el proyecto está paralizado por el momento, esto no implica que seguirá así para siempre. En el futuro una parte importante de la generación la realizarán plantas solares, en el norte del país. Para compensar aquellas horas sin sol, y por lo tanto sin que haya generación solar, es necesario disponer de reservas. Para ello, lo más eficiente y ecológicamente sano son las centrales de embalse, que ni siquiera necesitan una gran capacidad de almacenamiento. Basta una capacidad de algunas horas de generación para poder servir de respaldo a una central solar.
El ministro de Energía, pese a aprobar la decisión, ha señalado que mientras no se decida una política de desarrollo regional, "es perfectamente razonable que (...) no se otorguen estos derechos de agua". Es decir, en un futuro que ahora se ve lejano, y una vez que la actual oposición de carácter emocional a todo embalse se reduzca, el proyecto podría renacer, generando y complementando otras fuentes renovables. Es evidente que si ello ocurre, la empresa que llevó adelante este proyecto con indecisiones y deplorables políticas de comunicación tendrá que hacer su tarea cerca de la comunidad.