Es noche cerrada y en plena carretera Lou Bloom divisa un móvil de TV, estacionado al lado de una patrullera y un auto chocado. Se detiene y va a mirar: el camarógrafo está encima del herido, a la policía no parece importarle. Los tipos no graban para ningún canal en particular: son privados que venden su material al mejor postor y si es más crudo, mejor. Lou vuelve a casa. Al día siguiente va, compra una cámara y sale a filmar.
Simple y directo. Así es el punto de partida de "Nightcrawler", mitad filme nocturno, mitad pesadilla urbana, de fugaz paso por la cartelera bajo el título de "Primicia mortal", pero que va mucho más allá de una cínica denuncia del material de video que usan los noticiarios modernos. Lo que importa acá es lo que está tras la cámara: el ojo entrenado de Lou (Jake Gyllenhaal, en plena carrera al Oscar a Mejor Actor), criatura de la noche, esmirriado, ojos desorbitados, hablar robótico casi sacado de textos de autoayuda, capaz de lo que sea por conseguir la mejor secuencia, la imagen más chocante.
¿Quién es este sujeto? Lo podríamos reconstruir usando la paranoica soledad de Travis Bickle ("Taxi Driver"), las inseguridades de Tyler Durden ("Fight Club"), la descarada inmoralidad de Max Renn ("Videodrome") y los nervios de acero del anónimo conductor de "Drive", pero las comparaciones y jugarretas cinéfilas quedan en segundo plano y se olvidan muy rápido a medida que seguimos a Bloom barrio tras barrio en Los Angeles, sacándole el jugo a la noche persiguiendo accidentes, incendios, violaciones, riñas y toda clase de atrocidades que él y su copiloto Rick -otro desesperado de madrugada- van coleccionando para luego negociar su venta a una Nina (Rene Russo), editora del canal 2, ansiosa por colocar material en el noticiario de amanecida. En la mejor tradición del cine negro, cada uno de estos bichos necesita algo que el otro le da y que luego le niega: Rick derechamente necesita de casa y comida. Nina quiere seguridad laboral. ¿Y Bloom?
Empujada a percibir lo que Bloom necesita -¿un trabajo, una misión vital, una pareja?- la audiencia va metiéndose sin remedio en el deshabitado laberinto que forman las calles de L. A., poblado por un sinnúmero de autos que rugen en la noche y apenas por unos cuantos rostros de desconocidos que circulan sin rumbo casi; como almas en pena en una Norteamérica espectral, post Irak, post crisis económica, en plena era de demolición. El escenario de debacle no es muy distinto al que Billy Wilder pintaba en "Ace in the hole" (1950), donde Kirk Douglas explotaba su noticia exclusiva hasta el reviente. Solo que aquí, a la solitaria luz de los focos, ya no hay ni exclusivas ni fiesta que valga. Las opciones están agotadas: no hay nada que siga en pie, salvo desecho y más desecho.
Así las cosas, es casi quijotesco que, en pleno basurero, Lou pretenda comprarse el sueño y representar de memoria el guión del que emprende, invierte, explota a su empleado y luego triunfa. El que maquine, traicione, viole la ley y haga la parodia del empresario audiovisual que busca obtener la imagen más gráfica (y más rentable) es casi un dato de la causa. A esas alturas del partido, la sorprendente "Nightcrawler" ya ha dejado de ser un filme de género, un estreno de multicine y una metáfora de decadencia urbana para transformarse en una ruta directa hacia la nada.
NIGHTCRAWLER
Dirigida por Dan Gilroy.
Con Jake Gyllenhaal y Rene Russo.
USA, 2014, 117 minutos.