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Cartas
Domingo 14 de diciembre de 2014
Av. Costanera Sur
Señor Director:
En su carta del jueves, el profesor Marcial Echenique intenta describir la operatoria básica de un sistema de transporte. Desgraciadamente, como su excelente formación es en otros temas, comete un par de errores básicos, similares a los de sus discípulos, que me parece necesario aclarar.
Primero, no es cierto que todos los medios de transporte sean igualmente necesarios o deseables. Existe consenso técnico internacional (y en países más desarrollados también consenso político) en que el transporte público y los medios no motorizados deben tener prioridad en ciudades, tanto en lo operacional como en términos de planificación estratégica, debido a su probada mayor eficiencia y sustentabilidad.
Segundo, en el Plan Maestro de Vitacura, el concepto anterior no está adecuadamente recogido. Se supone que Costanera Sur evitaría la congestión generada por los nuevos puentes y proyectos inmobiliarios, pero no se entiende que la congestión saturará igual todas las calles en el mediano plazo. En el equilibrio de tráfico, todos los flujos experimentan igual costo de viaje (si no, algunos se cambiarían de ruta hasta que se logre el equilibrio) y esto subyace a lo expuesto en mis cartas anteriores.
Así, habremos pagado el costo de perder un parque consolidado, como señalaba el arquitecto Ossandón, y no habrá beneficios en cuanto a alivio de la congestión. En este sentido me ronda una preocupación relativa a la fragilidad de los parques. ¿Por qué parece más factible eliminar un parque que botar edificios, cuando consolidar un parque es mucho más costoso, ciertamente tarda más tiempo y es un camino más difícil de desandar? Me pregunto: si en lugar de parque hubiera edificios, ¿sería la autoridad comunal tan rápida en decidir que deben botarse para construir una nueva avenida?
Tercero, el profesor Echenique -en columnas anteriores en otros medios- se ha mostrado proclive al automóvil y a las ciudades de baja densidad, contrariando la opinión de los especialistas en el tema a nivel mundial. Por ejemplo, ha dicho: "...por definición, jamás se podrá competir con el auto. No puede haber un sistema tan eficiente y económico como el auto para llevarte de un punto a otro a la hora que quieras; es físicamente imposible (....) El transporte público es un complemento solo para cierto tipo de viajes".
También ha sostenido que "...Santiago debe expandirse, pues al haber más espacio, los precios de los terrenos bajan y eso permite que la gente pueda vivir en casas con jardines; la conectividad vial mejora, ya que los viajes pueden ser más rápidos y no como ahora en que los vehículos andan más lentos y en trechos más cortos, lo cual contamina más".
En los años 80, esta teoría llevó al gobierno de la época a eliminar el límite urbano en Santiago, que en pocos años hubo de volver a reinstaurar, ya que los precios del suelo no bajaron, pero la ciudad creció inorgánicamente; es decir, nuevamente, pagamos el costo y no recibimos el beneficio.
Con todo esto, no es raro que aparezca defendiendo un proyecto que no tendría empacho en destruir un parque a cambio de la quimera de una vialidad que resolvería problemas de congestión.
JUAN DE DIOS ORTÚZAR SALAS
Pontificia Universidad Católica de Chile