Aún puede sonar extraño que uno, en el restaurante, pida una cubetera con agua y hielo para enfriar el tinto. Todavía el mozo puede mirar con cara de sorpresa esperando que uno reconozca el error.
Y puede que hasta hace muy poco, haya habido algo de error en eso. Asumiendo que eventualmente existen recomendaciones que uno debiera seguir con respecto al vino, si uno le baja mucho la temperatura a los tintos, corre el riesgo de que resulten muy astringentes, que los taninos se agudicen y emerjan con demasiada fuerza a medida que el vino se enfría en el hielo. Ese, claro, no tendría que ser un problema. Un buen trozo de carne arregla de inmediato el asunto.
Pero hay algo más allí. Hasta hace muy poco tiempo, y con "poco" me refiero a unos tres a cuatro años, la idea de tintos ligeros, refrescantes, frutales, jugos con alcohol que además tuvieran una textura muy suave y, fundamental, una acidez que acentuara su frescor, era algo que casi no existía en el mercado chileno. Para buscar tintos suaves, había que ir muy abajo en la pirámide de precios, y rara vez uno podía encontrar algo equivalente a un Beaujolais o a un cabernet franc del Loire o a un tinto gallego, todos estilos muy de moda por estos días en el mundo.
Pero eso ha cambiado. Y, entre los fundamentos de ese cambio, está el hecho concreto de que el mercado parece haberse cansado de tintos demasiado cargados, demasiado maduros y dulces. Y ante ese cambio, por cierto, las bodegas han reaccionado produciendo vinos más veraniegos. Ese fenómeno no solo sucede aquí, sino que en todas partes donde se produce vino.
Pero particularmente en Chile, además de esta nueva tendencia mundial, lo que ha aumentado la oferta de tintos ligeros como jugos de cerezas, se debe a la revalorización de la cepa país, que ha entregado al mercado una pequeña pero creciente comunidad de tintos que se beben más fácil que el agua, como también el redescubrimiento del cinsault, especialmente en el Valle de Itata, una tierra que se destaca por este tipo de tintos.
Estos tres condimentos dan vida a un nuevo estilo de vinos en Chile, tintos para destaparlos bajo el calor y que se beben con una facilidad que da gusto. Estos son algunos de ellos.