Ágil, entretenida, llena de ingeniosas soluciones y aciertos visuales, "El abuelo que saltó por la ventana y se largó" vierte a las tablas la novela superventas del sueco Jonas Jonasson, su debut literario en 2009 y todo un fenómeno editorial. El grupo independiente Teatropan se anota con esta ilustración escénica del disparatado y jocoso relato -que recorre, de modo entre absurdo y surreal, parte de la historia mundial en el siglo XX-, el que es, sin duda, su logro más acabado y redondo desde que nació, hace una década.
Este colectivo ha cultivado por lo general un registro próximo a los lenguajes del cómic y el cine, a partir de fuentes literarias (Cervantes, Lewis Carroll, Robert Louis Stevenson), lo que asocia su estilo al de la desaparecida La Troppa. Aquí hace fluir la enrevesada y fantasiosa narración que ocurre en dos tiempos: por un lado cuenta cómo un anciano se escapa de la casa de reposo en que está recluido el día de su cumpleaños número 100, deseoso de vivir más aventuras; una maleta con una cuantiosa fortuna que cae casualmente en su poder lo mete en un enredo con peligrosos delincuentes y otros pintorescos personajes. Paralelamente se evoca la biografía completa del anciano que como experto en explosivos recorrió el mundo, se involucró con célebres personalidades y fue partícipe segundón de hechos históricos, lo cual permite una amable crítica al poder, los regímenes totalitarios y el armamentismo, entre otros puntos.
Cinco actores y una actriz se multiplican en los más de 30 personajes que mueve la acción con rápidos cambios de vestuario y accesorios; un alarde que exige al elenco gran energía, y un complicado y exacto ajetreo tras bambalinas para que el ritmo no afloje. En escena solo hay un panel con un sinnúmero de puertas y ventanas, sobre el cual se proyectan atractivas imágenes y animaciones digitales que proveen los distintos ambientes. A veces aparecen en escena muñecos y otros trastos, y hay también insertos musicales que apoyan el clima juguetón y burlesco.
El resultado funcionaría aún mejor si los ejecutantes dibujaran en forma más sabrosa a los famosos personajes caricaturizados (entre los cuales están el general Francisco Franco, Stalin, Fidel Castro, la esposa de Mao, el hermano tonto de Albert Einstein, etc.). Pero el principal escollo de la propuesta es que no conoce la síntesis; se alarga por excesivos 110 minutos, cuando con un episodio menos el total sería más llevadero sin perder claridad en su sentido.
Teatro Mori Bellavista. Funciones hasta el 7 de diciembre, de jueves a sábado, a las 20:30, y domingo, a las 20:00 horas. Entrada general: $8.000, y estudiantes y tercera edad, $6.000.