Un fiasco para Cristina Fernández es la frustrada candidatura de Susana Ruiz Cerutti a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. La desprolijidad diplomática de la Presidenta argentina impidió que su candidata lograra el respaldo internacional que merecía. Susana reunía sobradamente los requisitos para el cargo: jurista de prestigio, ministra de Relaciones Exteriores del Presidente Alfonsín, anterior representante ante Naciones Unidas y ex embajadora. La candidata, a pesar de las legítimas divergencias con la delegación chilena durante la mediación papal, logró el apoyo de Chile a su fracasada candidatura a la Corte de La Haya.
La personalidad y la diplomacia de Cristina Fernández y de su canciller Timerman han hecho todo lo posible para enemistar a Argentina con la comunidad internacional. Al desprecio de la Presidenta por las más elementales normas de cortesía con mandatarios y personalidades extranjeras, se agrega el incumplimiento de compromisos amparados por tratados internacionales. Es el caso de las expropiaciones e impagos a inversores y acreedores del exterior que han repercutido en los lazos trasandinos con numerosos gobiernos de varios continentes.
Capítulo especial son sus malas relaciones con Estados Unidos provenientes de agraviantes actuaciones de la Mandataria, como lo fuera su carta al Presidente Obama para censurar el nombramiento de una asesora del Congreso estadounidense. Antes, y en el umbral del viaje de Obama a Chile y Brasil, que eludió su paso por Argentina, el canciller Timerman participó en la incautación, por supuesto contrabando, del cargamento de un avión militar estadounidense enviado a la policía federal. A la sucesión de desencuentros se suma la afirmación de Cristina de que "si le pasara algo", sus seguidores deberían "mirar al norte" -una clara alusión a una participación de Estados Unidos que nadie desmintió-.
Tampoco ha mostrado Cristina consideración con los intereses chilenos: fue una ferviente partidaria de la infracción del tratado sobre el gas y del corte de suministro de este que afectó a miles de hogares y causó cuantiosas pérdidas a productores nacionales. Luego acogió e impidió la extradición decretada por la Corte Suprema argentina de un prófugo de la justicia chilena requerido por el asesinato del senador Jaime Guzmán.
Poco han servido a Cristina sus estrechos lazos con Venezuela y sus aliados del ALBA; su presidencia del G77 de los países en desarrollo, y su participación en el G20 de los industrializados. Muchos le dieron la espalda, agravando su aislamiento de la comunidad de naciones. Es injusto para su pueblo, para su candidata a la Corte de La Haya y para el aprecio de los chilenos a Argentina que en la última encuesta UC-GfK Adimark sitúan al país vecino entre los más admirados por nuestra ciudadanía.