A veces la luna de miel está llena de sorpresas.
Uno mismo está lleno de sorpresas. Tanto depende uno de sus genes.
"¿Alguien murió de cáncer en su familia?" - me han preguntado.
La revista Nature acaba de publicar el logro del sueco Svante Paabo y su gente del Instituto Max Planck de antropología evolutiva, en Leipzig: secuenciaron el genoma (los genes) del humano más antiguo encontrado fuera de África.
(Los genes del doctor Paabo son interesantes: él es producto de una relación extramarital del premio Nobel de Medicina 1982, Sune Bergstrom).
Les llegó este fémur descubierto en Siberia: tenía 45.000 años y una muestra del ADN les bastó para descubrir sus genes.
(El sitio de Monteverde en Puerto Montt es de cerca de 33.000 años y el sitio "Valiente" de la provincia de Choapa, región de Coquimbo, tiene cerca de 12.600 años; y aunque nos sintamos descubridores cuando penetramos la Carretera Austral, hay un sitio arqueológico en el bosque de río Cisnes, el alero Las Quemas, de hace 2.800 años).
El genoma del hombre de Siberia (llamado de Ust-Ishim) incluye genes Neandertal. En realidad, el Dr. Paabo es el más importante científico que afirma que, cuando los humanos modernos (como nosotros) salimos de África hace 60.000 años, nos cruzamos con otros homínidos, como los Neandertal.
Los opositores a Paabo suponen que los Homini sapiens sapiens simplemente exterminamos a los otros Homini , menos inteligentes.
Yo estaba intrigado: ¿cómo será casarse con una Neandertal?
Enteré de mi curiosidad al doctor Rodrigo Vidal, que encabeza en la Usach el Laboratorio de ecología molecular, genómica y estudios evolutivos. Me recomendó ver la película "La guerra del fuego". También me habló de Paabo. Y me explicó las dos hipótesis sobre nuestra relación con los Neandertal: el cruce o la guerra.
En el lenguaje prehistórico de la película "La guerra del fuego", con protagonistas Neandertal y una mujer más evolucionada (Cromagnon), se produce una relación que va desde el coito al amor, a la paternidad.
Así sería casarse con una Neandertal, pensé. Los Neandertal se extinguieron hace unos 39.000 años, pero compartieron el planeta con los sapiens por lo menos durante cinco mil años. Bueno, no es que mi mujer sea Neandertal, pero los humanos no africanos tenemos hoy entre un 2% y un 4% de nuestros genes Neandertal.
Yo no soy tan peludo, eso sí. Pero descubrí que los Neandertal son caricaturizados: son bastante menos vellosos que como se los pinta; cierto que son más chicos y más musculosos y tienen el cráneo mayor. De hecho, necesitaban más calorías para subsistir. Las chicas Neandertal tienen que haber tenido su gracia.
Como mi mujer, que ahora sé que tiene un 2% (tal vez un 4%) de sus genes Neandertal. ¡Qué nueva sorpresa! Como en la luna de miel.