Señor Director:

La confirmación del embajador Contreras en su cargo es un pésimo precedente para el resto de los embajadores de Chile. Prueba de ello son las instrucciones que el canciller Heraldo Muñoz les ha enviado, prohibiendo hacer declaraciones sin su autorización, al más puro estilo de la diplomacia del este antes de la debacle de los socialismo reales, 25 años atrás.

Más valdría la pena aprovechar el momento actual y la nueva crisis provocada por declaraciones de embajadores políticos para, de una vez por todas, profesionalizar la diplomacia chilena, creando el grado de embajador de carrera del Servicio Exterior, limitando la designación de políticos de libre disposición presidencial a un 10% y restituyendo el pase del Senado para el nombramiento de ese 10%.

El gobierno nacional debería saber que en los países de la OCDE, en toda Europa y en las diplomacias más prestigiosas de la región (Brasil y el Perú), son contados los embajadores que no provienen del Servicio Exterior. El país mayoritariamente desea que nuestra Cancillería no siga siendo la "parcela pagadora" de servicios políticos con los recursos de todos los chilenos.

¿Qué les parecería a los políticos profesionales que cuando un embajador de carrera tuviera que dejar su cargo y regresar al país fuera designado por el Presidente diputado o senador de la República?

Carlos Klammer Borgoño