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Editorial
Viernes 17 de octubre de 2014
Cabildos improvisados
Las materias que suscitaron mayor interés fueron descentralización del Estado, plebiscitos ciudadanos y temas valóricos, habiendo surgido solo referencias menores a la asamblea constituyente...
Los presidentes de las comisiones de Constitución de la Cámara, Ricardo Rincón (DC), y del Senado, Felipe Harboe (PPD), impulsaron la realización del primer "cabildo ciudadano" con miras a establecer la discusión pública acerca de una nueva Constitución Política. El encuentro tuvo lugar en Chillán, en la Universidad del Biobío, y a él asistieron unas 300 personas, entre estudiantes, vecinos de distintas comunas, dirigentes políticos y representantes de gobiernos locales. En las próximas semanas se piensa desarrollar un segundo cabildo en la comuna de Rengo, seguido de otros en Arica y Osorno.
Para los parlamentarios -ambos detractores de una Asamblea Constituyente como método para la elaboración de una nueva Carta Fundamental-, esta es una forma de permitirle a la gente participar y debatir, haciendo que comprenda que la Constitución influye en la vida diaria de las familias, y que no es solo un objetivo de la política. En esta línea, según se pudo apreciar en esta primera experiencia, las materias que suscitaron mayor interés fueron descentralización del Estado, plebiscitos ciudadanos y temas valóricos, habiendo surgido solo referencias menores a la asamblea constituyente.
La participación ciudadana es un aspecto deseable en la elaboración de políticas públicas, pues permite entender mejor la realidad que será afectada por ellas, recoger ideas de cómo diseñarlas mejor, y hacer a los destinatarios de las mismas sentirse involucrados y sentirlas propias. Todo este proceso, aunque toma tiempo, es valioso a la hora de la implementación, haciéndola más efectiva y expedita. Si esto es válido para políticas públicas específicas, más aun puede serlo para decisiones mayores, y qué decir de una nueva Constitución Política para el país.
Con todo, mientras más gente sea la afectada, más complejo es el proceso participativo y mayores los riesgos que se corren cuando no se prepara bien. Esto es precisamente lo que puede ocurrir con los cabildos ciudadanos referidos, pues no se ve que sean parte de un diseño mayor bien afinado, no se aprecia que estén respaldados por el sistema político -ni aun el oficialista-, y están partiendo de un nivel muy alto de generalidad. El resultado de algo tan improvisado puede ser el contrario al deseado, generando expectativas que no necesariamente se reflejarán en el texto constitucional o que, de verse todas ellas recogidas, harán de este un conjunto exageradamente grande de normas -no del todo coherentes entre sí- y lejano a lo que son las mejores constituciones del mundo. La región ya provee algunos ejemplos al respecto.