Señor Director:

El prestigioso diario británico Financial Times nos ha regalado un término, "la Nueva Mediocridad", referido a Chile, que resume de manera magistral la inspiración del actual gobierno, su gestión a la fecha y los resultados económicos y sociales efectivos y previsibles.

Esta nueva mediocridad no solo se refiere a la satisfacción del ministro Arenas cuando proyecta para el próximo año un 3,6% de crecimiento con gran exaltación, como si hubiéramos alcanzado el ritmo de China en esta materia, sino también a casi todos los aspectos de políticas públicas que rodean a la actual administración y su vértigo transformador.

La nueva mediocridad quedó patentemente reflejada en la célebre cuña del ministro Eyzaguirre, cuando señaló la necesidad de "bajar de los patines" a los estudiantes de los colegios particulares subvencionados porque iban muy rápido respecto del resto: había que emparejar la cancha, pero nivelando hacia abajo.

En la misma línea, la nueva mediocridad quiere impedir que los colegios cancelen la matrícula a alumnos de mal comportamiento o insuficiente rendimiento académico e insta a las tomas de liceos cuando son "democráticamente" decididas por grupos de alumnos.

La nueva mediocridad también se aprecia en la decisión de cancelar el programa de construcción de hospitales por la vía de concesiones, por razones casi puramente ideológicas, para construirlos directamente con fondos públicos... tres o cuatro años después.

La nueva mediocridad se trasluce en la condena al lucro -léase emprendimiento- en diversas actividades, porque si un privado lo hace bien y obtiene ganancias, es sospechoso de un crimen casi de lesa humanidad, sin importar mayormente si el servicio que presta es bueno. La nueva mediocridad es la que quiere borrar las isapres -en vez de mejorar el sistema- para que todos pasemos a ser parte de un sistema público de salud que es pésimamente evaluado por toda la población.

La nueva mediocridad es la que castiga a los bancos cuando son robados por delincuentes. La nueva mediocridad es la que explica proyectos de ley mal concebidos y mal redactados, con contenidos que hay que arreglar sobre la marcha. En fin, la nueva mediocridad es, parece, la marca de fábrica de la Nueva Mayoría.

Felipe Morandé
Consejero Evópoli