Colo Colo supo reponerse a una semana tormentosa para sacudirse del fantasma de la Universidad de Concepción gracias al aporte de su principal figura, Esteban Paredes. Las aguas están agitadas en la tienda alba, y ya se ha hecho una costumbre ventilar las diferencias técnicas públicamente, lo que sigue llamando la atención si consideramos que su presidente es... un entrenador. El triunfo en Talcahuano le permitió tomar aire de cara al superduelo de este campeonato.
Para la Universidad de Chile no fue fácil encontrar sustitutos para sus ausencias, pese a que el plantel es bastante más amplio que el de Héctor Tapia. La lesión de Osvaldo González y la ausencia (que parecía circunstancial, pero terminará siendo permanente) de Gonzalo Espinoza obligaron a Martín Lasarte a mover el equipo como nunca antes lo había hecho en este torneo, aunque fuera apenas dos sustituciones.
Si bien Vidal respondió en el fondo, el ingreso de Guzmán Pereira no contribuyó a mantener aceitado un sector donde los azules marcaban diferencias. El principal mérito del técnico uruguayo fue encontrar rápidamente un funcionamiento en la pretemporada e insertar las piezas nuevas a la base que venía trabajando desde hace rato. Los azules tienen contundencia y dinámica, aunque frente a San Marcos algunas debilidades quedaran expuestas hasta concretar una de las peticiones más frecuentes de la hinchada: que Fernández y Lorenzetti jugaran juntos.
En este fin de semana con impresentables errores de los árbitros hubo dos tendencias que se ratifican: el año horrible de los equipos del norte y el refrescante trabajo de Mario Salas en Huachipato, que vino a lucir otra vez sus virtudes en San Carlos. El cuadro acerero, el único campeón de la zona sur del país, vive momentos cruciales, porque se decanta por estos días el traspaso de la propiedad del club, lo que podría incidir en el futuro de una institución señera en nuestra historia y, por cierto, la continuidad del propio Salas.
El tema no es menor, porque en la hegemonía planteada en este torneo por los dos cuadros más populares y de mayor inversión, el contrapunto que puedan ejercer las provincias es fundamental para el atractivo de los torneos. Con una fiscalización absolutamente relajada -tanto interna como en la Superintendencia-, la administración de los clubes retorna a viejas prácticas que parecían extinguidas.
Viviremos así un superclásico con dos equipos que han marcado grandes diferencias, pero que ejercen su dominio con la vista puesta en lo que parece más importante: el retorno a la medida continental. Y en ese sentido, Colo Colo pareciera necesitar más ajustes a su plantel, que es insuficiente para el desafío del próximo año. Con todo, ambos merecían este confronte que permitirá -sin ser definitorio- tener una medida exacta de sus reales capacidades. Si es que transita por la normalidad y los señores árbitros lo permiten.