Ya se cumplen veinte años desde que un especialista francés, Jean Michel Boursiquot, caminando por la Viña Carmen, en Alto Jahuel, descubrió que lo que había plantado allí no era el merlot que todos pensaban, sino una oscura cepa bordolesa, el carmenere.
Aunque en rigor, la duda ya se había instalado un poco antes, en 1991, cuando otro especialista francés, Claude Valat, afirmó que ese merlot no era merlot, sino que tal vez cabernet franc, aunque no estaba seguro. "Esta identificación se transformó en un verdadero secreto, y estuvo solo en conocimiento de algunas pocas personas", señala en un paper de 2004, el profesor de la Universidad Católica Philippo Pszczólkowski, uno de los paladines del carmenere en Chile.
El secreto tenía motivos. Por esos años, nuestro país se comenzaba a hacer un nombre en el mercado mundial y una de las estrellas en ventas era este "merlot" chileno. Reconocer que no era merlot (una marca conocida) y decir que era carmenere (una marca que nadie conocía) era un riesgo importante.
Este pequeño secreto se mantuvo hasta que Boursiquot finalmente dejó las cosas en claro. Y entonces hubo que admitir los hechos. La primera reacción fue declarar al carmenere como una cepa emblemática de Chile, y ponerla como una suerte de exclusividad, tal como el malbec en Argentina o el zinfandel en Estados Unidos.
Pero el carmenere supuso problemas, el primero entre ellos, sus marcadas notas herbales o, en el peor de los casos, sus notas verdes, un detalle que espantó a los enólogos, siempre en busca de madurez. Por lo tanto, la nueva generación de esta eventual cepa emblemática se cosechó muy tarde, buscando esa ansiada madurez y evitando, de paso, el lado herbal, para nada deseado en ambientes técnicos. El resultado fueron tintos achocolatados y dulces que podrían ser carmenere, pero también cualquier otra cepa. En resumen, se perdió su encanto y, sobre todo, su personalidad original.
Hoy, cuando lo que se comienza a buscar es frescor, alcoholes más bajos en vinos más bebibles, el carmenere parece encontrar un equilibrio. Y sí es posible controlar el lado vegetal de la cepa (que a veces puede ser algo insoportable), lo que emerge es un tinto que puede ser adorable en frutas frescas y rojas, de esos vinos que se beben fácil y que tan demandados están por estos días. "Yo creo que se debiera volver a sus inicios. El carmenere en sí no es ácido, así es que si uno cosecha tarde, pierde acidez y obliga a maquillarlo. La vuelta es hacerlo algo más fresco. Y bajarle las notas vegetales en la viña en vez de la bodega, que es lo más fácil", dice Marcelo Retamal, enólogo de Viña De Martino, responsable de etiquetar el primer carmenere cien por cien en Chile, en 1996.
Los primeros carmenere de De Martino, con bajos alcoholes, no parecían tener vergüenza de sus aromas vegetales, como tampoco parecen avergonzarse de esas notas algunos de los mejores ejemplos hoy en día. Claro que en ninguno de ellos esas notas verdes son dominantes, sino que más bien componentes. Nuevamente, es el equilibrio el que pone cordura.
¿Y qué sucedió con las aspiraciones del carmenere como cepa emblema? No mucho. Si bien es cierto que los buenos ejemplos de la cepa han crecido, Chile produce muchas cosas buenas, y a veces mejores: la cantidad de excelentes sauvignon blanc o de cabernet sauvignon sobrepasa con largura a la de carmenere. También hay muy buenos carignan (con denominación de origen propia, incluso), ricos (aunque pocos) pinot noir, excelentes cinsault, cada vez mejores garnacha. En fin, diversidad.
El discurso entusiasta sobre el papel que debería jugar el carmenere en la escena chilena se ha moderado, primero porque no tuvo el impacto en el mercado mundial que se esperaba; y segundo, porque lo que Chile ha privilegiado es asociar la diversidad de climas y suelos que posee a una diversidad de cepas, en vez de atarse solo a una. Completamente de acuerdo.
Sin embargo, eso no quita que hoy los carmenere estén mejores que nunca. Aquí, una lista de ejemplos de precios medios que muestran el estado de las cosas.
Anakena Ona 2012 Peumo $9.900 | Casa Lapostolle Collection Portezuelo 2012 Colchagua $15.990 | Casa Silva Reserva Cuvée Colchagua 2013 Colchagua $7.090 | Concha y Toro Marqués de Casa Concha 2012 Peumo $10.990 | Miguel Torres Cordillera 2011 Curicó $10.990 | Montgras Antu 2013 Peumo $13.000 | Terranoble Gran Reserva 2012 Maule $8.900 | Undurraga TH 2012 Peumo $12.000 | Ventisquero Grey 2012 Maipo Costa $10.900 | Viu Manent Secreto 2013 Colchagua $8.200