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Editorial
Jueves 02 de octubre de 2014
Basílica del Salvador
Construida en memoria de los fallecidos en el incendio de la iglesia de la Compañía, obra pionera del barrio Brasil, pronto pasó a ser lugar de acción de gracias de los soldados de la Guerra del Pacífico, que depositaron en su altar sus armas, utilizadas para construir las puertas y el altar mayor...
Un grupo destacado de empresarios y profesionales locales ha decidido acoger el llamado que hiciera el Arzobispado de Santiago para asumir la responsabilidad de reconstruir la Basílica del Salvador, ubicada en Santiago Poniente. El inmueble, construido en el siglo XIX, con muy pocas prevenciones antisísmicas en su estructura, ha sufrido severamente los embates de los últimos dos terremotos y luce en la actualidad un estado de grave deterioro y abandono relativo desde 2004. A pesar de ello, diversos estudios técnicos realizados permiten guardar esperanzas de su total recuperación, que iría en beneficio de toda la ciudad y, especialmente, de la Iglesia católica y de los moradores aledaños del barrio Brasil, que ven en el inmueble, en su actual estado, un riesgo y un deterioro de su entorno urbano.
Construida en memoria de los fallecidos en el incendio de la iglesia de la Compañía, obra pionera del barrio Brasil, pronto pasó a ser lugar de acción de gracias de los soldados de la Guerra del Pacífico, que depositaron en su altar sus armas, utilizadas para construir las puertas y el altar mayor. Se trata de un templo estrechamente vinculado a la historia religiosa y republicana del país, pues en 1892 pasó a ser la casa de la Virgen del Carmen, convirtiéndose en santuario nacional. Desde ahí se iniciaba, hasta 1985, la tradicional procesión por las calles del centro de la imagen venerada y que tuvo su última versión el domingo pasado. Fue por muchos años un punto neurálgico de la vida religiosa del centro y por su magnificencia declarada basílica por el Vaticano.
Es también, desde un punto de vista patrimonial, uno de los edificios más sofisticados de Santiago, máximo exponente del estilo neogótico en boga durante el siglo XIX y principios del XX, y expresión de lo mejor del arte y los oficios en su extraordinaria decoración y fachada.
Todo ello hace innegable la importancia que le ha dado a su recuperación el Arzobispado y valiosa la aportación que hará en esta empresa de largo aliento el sector privado en colaboración con el Consejo de Monumentos Nacionales y el Ministerio de Obras Públicas, que ha comprometido los dineros para la primera fase de los trabajos, que se iniciará a principios de 2015. El compromiso asumido por el Comité de Reconstrucción es doblemente significativo, por la envergadura del proyecto, sin precedentes en la ayuda privada a tareas de conservación patrimonial, y por la voluntad de utilizar la más avanzada tecnología estructural que existe hoy día en el mundo. Ello habla de la seriedad y el afecto que se han puesto en la recuperación de este templo.