La Presidenta cumplió los primeros seis meses en el poder. Por coincidir con el 11 de septiembre la conmemoración pasó inadvertida, pero el recuento se hace completamente necesario. Seis meses de nuevo gobierno. Seis meses de nueva coalición. Seis meses de nuevos paradigmas.
Los balances nunca registran solo activos o solo pasivos. Siempre son una mezcla se ambas. Pero en este caso, la pregunta de fondo -más que el mero saldo- es descifrar las señales dadas para avizorar lo que viene.
Al momento de la instalación en La Moneda, algunos pensaron que la "nueva Bachelet" traería consigo todos los cambios necesarios para cambiar el "modelo liberal" e instaurar un nuevo orden social. Eran los utópicos de izquierda... Por el contrario, otros pensaron que con la Bachelet de la Nueva Mayoría llegaba la destrucción de todo lo construido en los últimos 30 años y la primera etapa del chavismo en Chile. Eran los reaccionarios de derecha...
Afortunadamente, unos y otros parecen haberse equivocado. La "revolución" para quienes la desean o le temen parece no haber llegado a Chile.
Es evidente que un grupo no pequeño de la Nueva Mayoría, con retroexcavadora en mano, ha buscado cambios radicales. Otro grupo, con el peso de la historia concertacionista ha buscado la sensatez. Y de esta forma, como en el mito del carro alado de Platón, Bachelet ha tenido que conducir un coche que tiene un caballo blanco (que representa lo bueno) que va en una dirección y un caballo negro (que representa lo negativo) que va en la opuesta. El problema es que ha dejado avanzar un poco a ambos. Y el problema es que a Bachelet parecen gustarle un poco los dos.
Sin embargo, algo inesperado pasó en estos seis meses. Un invitado de piedra hizo su irrupción sin que nadie lo invitara formalmente, pero habiéndosele mandado todos los recados para convidarlo: la "desaceleración" (cada vez más parecida a una recesión). ¿El responsable? En gran medida el discurso de los "caballos negros" de la Nueva Mayoría. En gran medida el propio programa de Bachelet.
¿Si hace seis meses se le hubiera "ofrecido" esta realidad a Bachelet la habría comprado? Probablemente no. La ingenuidad de pensar que se podrían hacer cambios profundos sin afectar nada ha demostrado, una vez más, su irrealidad. Y el resultado es que hoy Chile está peor que hace seis meses. Y la popularidad de la Presidenta y del Gobierno también.
Bachelet hasta ahora ha mostrado que -más allá de los aciertos o errores- no quiere cambiar el rumbo de la institucionalidad, y la desaceleración la ha ayudado a ordenar sus huestes. Ello es positivo pero no es suficiente. Debe ser capaz de mostrar realizaciones, y en ello el equipo que la acompaña juega un rol fundamental.
Si se evalúa lo que ha sido el gabinete en estos seis meses se aprecia una clara debilidad. Ministros todavía desconocidos que poco ayudan a posicionar al Gobierno. Quizá las únicas excepciones son Heraldo Muñoz, Pacheco y Céspedes que han tenido una actuación más en la lógica tradicional de lo que se conoce un ministro en Chile. El resto está prácticamente en la irrelevancia. Con tres excepciones: una buena y dos malas.
La buena ha sido Peñailillo, quien ha suplido su falta de experiencia con habilidad y se ha posicionado del cargo con el paso de los meses. Serio, correcto y poco mesiánico, ha sido la revelación de estos seis meses y la figura emergente más relevante de la política chilena.
Las malas excepciones han sido Arenas y Eyzaguirre.
En el caso de Arenas, su actuación en la reforma tributaria fue muy negativa. Comenzó diciendo que no se negociaría nada y terminó negociándolo todo. El resultado final: un adefesio tributario. Arenas perdió credibilidad y recuperarse de eso es muy difícil. Probablemente Bachelet lo tratará de defender hasta el final, como lo hizo Piñera con Hinzpeter, perdiendo muchos meses. En momentos que las expectativas están seriamente dañadas, ofrecer la cabeza de Arenas, como lo hizo Salomé con Juan Bautista, sería la más potente señal al mercado.
Eyzaguirre, por su parte, ha tratado de conducir una reforma en la cual ha tratado de conciliar lo irreconciliable y de la cual probablemente no es posible salir. Su preparación, inteligencia y habilidad política han quedado seriamente cuestionadas. Y si bien el alcance político y económico es menor que el de Arenas, el resultado final sí lo es.
Un famoso escritor británico dijo que los aniversarios son necesarios para poder "lamentar" las imperfecciones de las relaciones humanas. Bachelet debiera hacer lo propio para enmendar el rumbo de su gobierno. Porque la carrera recién está comenzando.