Esta película empieza con el siguiente poema:
En el comienzo del tiempo
el reloj marcó la una.
Entonces cayó el rocío
y el reloj marcó las dos.
Del rocío creció un árbol
y el reloj marcó las tres...
Se titula "El reloj del hombre" y fue escrito por Eric Lomax, un ex oficial de ingeniería británico que cayó prisionero de los japoneses cuando su ejército se rindió en Singapur, en febrero de 1942. En la historia real, Lomax se enteró 40 años más tarde que su carcelero, Takashi Nagase, ex oficial de la Kempeitai, la temida policía militar del imperio, seguía vivo y trabajaba en Tailandia. El reencuentro de ambos es el centro de las memorias de Lomax, un best seller en Inglaterra.
Un pasado imborrable se inicia con esas palabras, cuya enigmática belleza fija su tono y delinea sus temas: el tiempo, la memoria, la transformación, el dolor. Se sitúa en 1980, en el Club de Veteranos de Berwick-Upon-Tweed, donde Lomax (Colin Firth) y sus compañeros se reúnen cada semana para compartir no los recuerdos, sino el silencio.
Lomax es un hombre taciturno, pero sobre todo obsesionado con los trenes: estudia itinerarios y conexiones, y ha recorrido todo el Reino Unido a bordo de los vagones. En uno de estos viajes encuentra a Patti (Nicole Kidman), ex enfermera, que se enamora y se casa con él. Pero pronto, Patti descubre que Lomax vive atormentado por las pesadillas.
Quien ayuda a la mujer es el ex oficial Finlay (Stellan Skarsgård), con la historia de la guerra. Tras la capitulación en Singapur, los prisioneros ingleses son trasladados hasta Kanburi, en Tailandia, desde donde el ejército japonés se propone construir una línea férrea hasta Birmania. Los ingenieros tendrán ciertos privilegios en ese infierno, si colaboran. Pero los japoneses los pillan en falta y Lomax asume la responsabilidad. Entonces cae en las manos del Kempeitai y del oficial Nagase, que habla inglés.
Ahora, en los 80, Finlay le revela a Patti que ha visto a Nagase (Hiroyuki Sanada) en un diario. La cuestión de si Lomax viajará a tomar la venganza parte a la película en dos: toda la segunda mitad se concentra en esta decisión tremenda.
La estrategia narrativa alterna el presente y el pasado, y los recuerdos con las pesadillas, pero nunca se pierde del conflicto fundamental entre la violencia y la venganza, la persistencia del dolor y la imposibilidad de superarlo, como en La muerte y la doncella. Se puede discutir la pertinencia de su montaje, alguna incoherencia menor e incluso ese final un poco estirado. Pero el cineasta Jonathan Teplitzky consigue unas imágenes notables sobre un paisaje de escalofrío, que son indispensables para meterse en el drama central de los derechos humanos en el siglo XX. Es una cinta valiente y memorable.
The railway man. Dirección: Jonathan Teplitzky. Con: Colin Firth, Nicole Kidman, Stellan Skarsgård, Hiroyuki Sanada, Jeremy Irvine. 116 minutos.