El impacto de la música en una generación no merece debate por estos días, cuando a este y al otro lado de Los Andes se llora la muerte de Gustavo Cerati, líder de Soda Stereo. Pero en el caso de Los Prisioneros, banda nacional surgida en los mismos 80 y cuyos inicios CHV se propuso ficcionar a través de la serie "Sudamerican rockers", lo que se plasma por estos días en la pantalla no es una recreación fidedigna de historias personales ni un tributo a la genialidad musical con que una banda supo encarnar las emociones de quien entonces los oyó y se identificó. Esta serie es más bien un documento histórico de cómo unos riffs rabiosos e improvisados y, más aún, los versos que la acompañan, pueden remecer conciencias y sembrar con la crítica social la semilla de un descontento que por décadas se incubará.
Hoy, cuando el debate sobre la calidad de la educación explota en las calles e impacta en el Estado, hace 30 años un trío de jóvenes sanmiguelinos lo hacía resonar tímidamente en el living-comedor de una casa Corvi, en un sitio baldío, en un salón de clases o en una kermesse colegial. Lo creado por ese grupo de adolescentes que entonces peleaba entre la urgencia de las hormonas juveniles y la necesidad de sacar adelante una carrera musical, hoy es banda sonora que va más allá de una generación y que se instala en TV abierta para que quienes en esa época eran sordos a los reclamos, ciegos a las diferencias o mudos ante los abusos puedan explicarse por qué hoy el país está como está.
Es mérito del guión de Luis Emilio Guzmán -con supervisión de Víctor Carrasco- esa proyección temporal con que "Sudamerican rockers", capítulo a capítulo, parece distinguirse de otras series de época ya emitidas por la TV. También es notable la selección del protagonista, realizada por otro experto en series de TV, como Roberto Matus. En el rol de Jorge González, Michael Silva resulta tan inescrutable como el personaje real parece ser, tan rabioso en la mirada y cínico en la sonrisa, como varias historias se han escrito de él. Sin duda, él es el detonante de toda acción catalizada por la injusticia, la pobreza y la desconfianza social que se engendró en esos versos que resuenan hasta hoy.
Lamentablemente, esta producción dirigida por Jordi Bachs y que mantiene el alto estándar que series como "Los 80" o "Ecos del desierto" impusieron a la recreación de época, se emite en la televisión abierta las noches de miércoles, dándole una escasa ventana de exposición frente a fenómenos masivos -no menos válidos- como un melodrama turco puede ser. La calidad televisiva que ofrece "Sudamerican rockers" merece salir del nicho en que el fenómeno de Los Prisioneros se gestó y creció; porque es absurdo y corrosivo -como tema Los Prisioneros- que una de las alternativas más recurridas para verla sea la aún elitista internet.