UNA ENCUESTA UDD SOBRE EL GOBIERNO y la forma en que enfrenta los principales temas, viene a reafirmar la tendencia de los sondeos de opinión que han impactado en el mundo político esta semana —Adimark y Cadem/Plaza Pública— y que comenzó a advertir la última CEP.
Los “mal” y “muy mal” se imponen. Mucho más rotundamente respecto del juicio sobre la Reforma Educacional (68%) que sobre la Reforma Tributaria (52%). Lo que no es una novedad y pasa por todos los gobiernos es la reprobación en Seguridad (76%) y en Salud (68%). Aquí se repite una vez más.
Pero lo que irrumpe en este sondeo, es un cambio de percepción en el tema Desempleo que, según se ve,... comienza a ser “un tema”. Un contundente 75% le pone “mal” y “muy mal” al tratamiento que hace el Gobierno del problema. Lo cual se relaciona directamente con la reacción a la consulta de cómo se está enfrentando la Desaceleración: 64% cree que “mal” o “muy mal”.
LA UDD PIDIÓ UNA DEFINICIÓN a sus encuestados sobre la descripción que harían del panorama económico por el que atraviesa el país: ¿Desaceleración o frenazo? El frenazo interpretó al 51% de los encuestados. La desaceleración, al 41%.
UN APORTE AL CUADRO GENERAL que refleja el clima del país, lo dan esas preguntas en que a las personas se les consultó si creen que las promesas en las tres grandes reformas se cumplirán. Zanjada la Tributaria, están la Reforma Educacional y la Constitución. Pues bien, un 51% no cree que llegue a puerto la nueva Carta Fundamental, frente a un 40% que piensa que sí; y hay un 50% escéptico ante los cambios en Educación, frente al 45% que cree que sí se cumplirán.
LA PRESIDENTA BACHELET CONTINÚA por lejos siendo la figura pública con más aprobación. Cayó del mítico umbral del 50%, es cierto, pero está en 49% y eso es un capital político importante. Como para “prestarles ropa” a sus ministros más cuestionados en todos los sondeos de opinión: Eyzaguirre, que aquí se lleva un 53% de rechazo, y Alberto Arenas, desaprobado por un 43%.
La mitad de los interrogados, por otra parte, estima que el gobierno de Bachelet ha estado igual a lo esperado, frente a un 34% que lo ha encontrado peor y un 16 % que se pronuncia por un “mejor de lo esperado”.
JUNTO CON MEDIR A LOS MINISTROS POLÍTICOS —Ximena Rincón consigue las mismas calificaciones de Peñailillo: 40% de aprobación ambos— y Elizalde queda un poco más atrás pero casi empatado en aprobación y desaprobación—, la UDD midió a los presidentes de partido y a los dos ex Presidentes de la República que han estado en la actualidad. Como viene ocurriendo hace rato, los líderes partidarios tienen que preocuparse en recuperar a la ciudadanía, que les da muy poco crédito.
En cuanto a Lagos y Piñera, el primero se debate con un 35% que aprueba y un porcentaje igual que reprueba las actuaciones de los últimos seis meses; el ex aliancista recibe un 42% de respaldo y un 32% de rechazo.
RESPONSABLE DEL ESTUDIO, conversé con el decano de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, Eugenio Guzmán, sobre el clima político y sus consecuencias, y los siguientes son sus principales tres llamados de atención.
1.— El programa de gobierno presenta un grado importante de oposición en los sondeos de opinión pública, porque está apoyado en la mayoría electoral, que no es, ni mucho menos, la mayoría del país. Hay que pensar que en la elección presidencial votó el 40%; y Bachelet salió elegida con el 66% de ese 40%. “Ese es el gran giro, o el descalabro, si se quiere, del voto voluntario”.
2.— La gestión sí importa: el contenido del programa o de las iniciativas que se promueven, es una cosa, pero el cómo se hacen las cosas también. “Hay algo con las figuras que están llevando adelante los temas, que son reprobados”.
3.— Bachelet empuja el carro del prestigio. La distancia entre la aprobación que recibe la Presidenta y la que reciben sus ministros es enorme, pero también significativa. Los más castigados —Eyzaguirre y Arenas— son precisamente sus ministros-portaaviones, puesto que ellos son los que conducen las grandes reformas, que son el centro del programa de gobierno, que es, a su vez , el centro aglutinador de la coalición de la Nueva Mayoría.