Es casi imposible arruinar una novela de John Le Carré, aunque al mismo tiempo es difícil que alguien alcance las alturas de la versión de Sidney Lumet de Llamada para un muerto. El mayor autor literario de la geopolítica global desde la Segunda Guerra Mundial construye sus historias con mayor o menor inspiración, pero siempre con una arquitectura minuciosa, tan atenta al conjunto como a los detalles. Sus aventuras no son físicas; carecen de la acción y la estridencia que cultivan otros novelistas de espionaje. Tratan de la inteligencia, pero de una modalidad específica: la inteligencia psicológica para establecer las debilidades de los demás. Ese es el arma que desequilibra todo entre sus agentes y el mundo.
El protagonista de El hombre más buscado es Günther Bachmann (Philip Seymour Hoffman), un policía de Hamburgo encargado de una unidad secreta organizada para detectar amenazas terroristas de gran escala. Las primeras imágenes muestran a un hombre ingresando al puerto alemán de manera ilegal. Es Issa Karpov (Grigoriy Dobrygin), checheno y musulmán, que viene a recuperar la fortuna ilegítima de su padre. No desea el dinero para sí, sino para donarlo a organizaciones benéficas musulmanas.
Los antecedentes y los propósitos de Karpov encienden las alertas de Bachmann, de la policía federal y de la CIA. También de Annabel Richter (Rachel McAdams), una joven abogada izquierdista que protege al fugitivo sin saber muy bien en qué se está metiendo. Con la ayuda de su pequeño equipo y del banquero Tommy Brue (Willem Dafoe), que tiene mucho que esconder, Bachmann toma la delantera para armar el cerco sobre Karpov.
Esto es apenas el inicio. Por la intriga infernal pasan todos los intereses posibles, las perplejidades de Occidente, el puzzle del Medio Oriente y el financiamiento de los grupos yihadistas. Ahora que Estado Islámico avanza sobre Irak y Siria, esta historia adquiere cierto aire profético.
El cineasta Anton Corbijn filma con la contención que ya había exhibido en la muy interesante El americano, en aquel caso acerca de un sicario taciturno. Su estilo parsimonioso -pero no lento- deja tiempo para que los personajes se desplieguen, sobre todo en sus debilidades. El detective Bachmann es un hombre abrumado, sumido en un mundo confuso y engañoso, más melancólico que violento, que tiene sobrepeso y fuma demasiado. Como todos los héroes de Le Carré, sobrelleva su disciplina del deber con un amargo instinto de la decepción.
Corbijn se aplica con corrección a este mundo complejo, lleno de duplicidades, poblado por dudas y ambivalencias que convierten al relato en un laberinto de interiores. Quizá no alcanza a captar la dimensión de metáfora existencial que tienen las intrigas de Le Carré, pero de ningún modo lo traiciona ni lo tergiversa. El hombre más buscado es una buena película realizada en clave baja, toda una proeza para estos tiempos.
A most wanted man. Dirección: Anton Corbijn. Con: Philip Seymour Hoffman, Willem Dafoe, Grigoriy Dobrygin, Rachel McAdams, Homayoun Ershadi. 122 minutos.