Esta película se basa en hechos históricos que han sido retratados una y otra vez por el cine británico, por lo que su mayor mérito pertenece al mandato de mantener viva la memoria y el recuerdo.
Japón invade Singapur en 1942, derrota al Ejército inglés y esos miles y miles de prisioneros se convierten en la tropa doliente y hambrienta que debe construir el ferrocarril que unirá Tailandia con Birmania: abrir árboles, moler piedras, tirar rieles y clavar una línea en medio de la jungla.
"El puente sobre el río Kwai" (1957) fue un registro épico y premiado. Así como "Furyo" (1983) fue uno retorcido y ambiguo. Y "King Rat" (1965), de Bryan Forbes, uno de los más notables.
"Un pasado imborrable" se basa en una vida real, en la de Eric Lomax, un prisionero que sobrevive a duras penas y cuenta su historia en un libro autobiográfico que fue un best seller en Inglaterra.
La serie "Everyman" de la BBC, en el episodio "Prisioneros en el tiempo", adaptó esta historia a la televisión y los guionistas fueron los chilenos Ariel Dorfman y su hijo Rodrigo.
Ahora es el turno de "Un pasado imborrable" de Jonathan Teplitzky, que en el Festival de San Sebastián obtuvo el premio Signis que otorga la Asociación Católica Mundial para la Comunicación a las películas que promueven valores cristianos y universales.
El dato clave, en el caso de Lomax, es que su trágica experiencia se completa y se complementa con la historia de uno de sus carceleros, el soldado y traductor Nagase Takashi.
Es un relato, por lo tanto, de guerra y odio, pero finalmente de constricción y reconciliación.
La película se inicia con Lomax (Colin Firth) en 1980. En un salón enorme y entre hombres silenciosos que toman cerveza. Es un club para veteranos y Lomax está absorto en lo único que le interesa: trenes, horarios y el mundo que se puede ver desde un vagón.
La película se mueve entre elipsis y saltos en el tiempo, porque para explicar al Lomax de los 80 necesita regresar al Lomax (Jeremy Irvine) que padece el horror de la prisión y el castigo, frente a un testigo excepcional, el funcionario Takashi (Tanroh Ishida), que pertenece a la ancha categoría del cómplice pasivo.
Esta no es una película de transiciones finas y más bien avanza o retrocede con demasiada brusquedad y sin espacio para las transiciones personales, la letra chica de la culpa o la profundidad del perdón.
Y al final todo se hace un poco artificial, increíble y plástico.
Quedan en pie, sin embargo, las actuaciones tan serias y profesionales de Colin Firth y de Nicole Kidman como su esposa, y también la del sueco Stellan Skarsgard como Finlay, un personaje lateral, trágico y olvidado.
La conclusión es que en "Un pasado imborrable" las intenciones son mucho mejores que la película.
"The railway man". 2013. Gran Bretaña-Australia-Suiza. Director: Jonathan Teplitzky. Con Colin Firth, Jeremy Irvine, Nicole Kidman. 116 minutos. Mayores de 14 años.