¿Les dije o no les dije? Pucha, me cargan esas personas que andan por la vida diciendo "te dije". Y yo no soy así.
Pero yo les dije.
Les dije que la casa estaba desordenada, que alguien tenía que ponerse los pantalones. Se acordarán que incluso propuse que Peñailillo hiciera un gran Mrs. Doubtfire y se disfrazara de dueña de casa para poner un poco de orden.
Pero bueno, pasó lo que tiene que pasar cuando las cosas se salen de madre. Aparece el padre. El hombrón, la pierna peluda, el que ronca en la casa.
¿Y quién es y ha sido el "hombre de la casa" en la Concertación durante las últimas dos décadas? Exacto, Ricardo Lagos Escobar.
No le quedó otra al hombre que levantar la voz (y el dedo índice derecho, una vez más) para denunciar todo lo que se está haciendo mal. Con su vozarrón ronco y la cara llena de molestia, retó en público a la mamá, al hijo mayor Peñailillo y a todos los otros infantes del gabinete que andan por ahí haciendo algo de lo que nadie se entera. Si los hubiese tenido cerca, estoy seguro de que les da unas buenas nalgadas a todos. "¡Córtenla, esto no es chacota, aquí se trata de gobernar un país!", es lo que debe haber estado pensando.
Es terrible, porque Lagos me produce una especie de placer culpable. Disfruto cada vez que entra a la arena y despliega su arte (como cuando les dijo a los bolivianos "¡ofrezco relaciones aquí y ahora!").
Lo único menos estético que tuvo este episodio fue la reacción del Gobierno. Era raro ver a los ministros haciendo pasar las críticas de Lagos como si fueran felicitaciones o como si hubiese sido un plan urdido desde la mismísima Moneda. Es igual que esos niños que cuentan en la casa que ganaron la pelea en el patio porque lograron propinarle varios ojazos y no pocos bocazos en sus nudillos al rival.
Y aquí les voy a pedir excusas por el lenguaje soez que voy a utilizar, pero me parece imprescindible para ilustrar la idea. Lo que ocurrió esta semana fue que Lagos le dio una buena pateadura en el trasero al Gobierno. No nos perdamos en eso. Ahora, me parece astuta la manera en que los ministros han tratado de presentar esa acción como una especie de "puntapié inicial" de Lagos para impulsar el redespegue del segundo mandato de Bachelet.
Pero mi instinto me dice que fue solo una pateadura en el trasero.
Con su reto en público, el ex Presidente Lagos también le puso piso al ex Presidente Piñera, porque quedó la impresión de que su llamado de atención previo no era una arbitrariedad ni una mera acción de precampaña presidencial.
A ver, esperen un momento... ¿Y no será que el ex Presidente Lagos decidió entrar también en la carrera presidencial? No lo había visto desde ese punto de vista. Oigan, no es descabellado. Déjenme darle otra vuelta y les cuento.
Mientras tanto, tiemblen ME-O, Velasco, Isabel Allende y compañía.