Philip Seymour Hoffman siempre fue el secundario más buscado. Desde que apareció en "Perfume de mujer", con Al Pacino, su talento llamó la atención de Hollywood, pero quizás debido a su aspecto, de normalidad promedio, fue enclaustrado a los roles de acompañamiento. Pero desde la segunda fila se robó la película en "Boogie nights", de Paul Thomas Anderson y su nombre siguió creciendo en "Flawless", "Casi famosos", "Magnolia". Y fue actuando como Truman Capote que llegó al podio de los protagonistas y ganó su único Oscar en 2005. Esta es una película de espías, de dobles lecturas y juegos de poder y se basa en una novela de John Le Carré y lo que predominan son los artificios y la costura del género. Pero Philip Seymour Hoffman, como el agente alemán Günther Bachmann, logra apelar a lo verdadero: es un adicto al tabaco, al whisky y al trabajo y su oficina puede ser un bar o una oficina del gobierno. El director Anton Corbijn, conocido por sus impecables videos para U2 (y por su filmes como "Control" y "El americano"), monta una coreografía dramática de suspenso y drama sobre los hombros del talento que era Philip Seymour Hoffman. Y el traje le queda perfecto. Una amenaza terrorista se cierne sobre las calles de Hamburgo, puerto alemán donde el escuadrón antiterrorista que dirige Bachmann, vigila potenciales peligros terroristas desde el mundo musulmán. Usa procedimientos poco ortodoxos y hay luchas de poder con agencias alemanas y la CIA. Pero Günther Bachmann mira más allá. No se queda en el detalle, aprecia el bosque. Como Philip Seymour Hoffman lo hizo en vida con sus roles, porque su capacidad actoral apuntaba más allá del mero guión o película de turno. Recreaba la verdad y la humanidad como nadie. Él no actuaba. Él vivía las historias. Y ahora que no está, no queda más que un lamento: Philip Seymour Hoffman siempre debió ser el protagonista más buscado.
"The most wanted man". Suspenso. 2014. 122 min. T.E.