Señor Director:
Alguien dijo que "en algún momento, nos enseñaron que teníamos que conocer al enemigo para poder combatirlo; hoy hemos aprendido que tenemos que conocer al adversario para poder amarlo".
Eso es, al menos, lo que nos enseña el Evangelio, y reitera, insistentemente, en gestos y palabras, el Papa Francisco.
Al leer la
columna del señor Gonzalo Rojas del día de ayer, no puedo sino hacer notar que todas las generalizaciones de tipo moral referidas a grupos enteros de personas son en sí mismas falsas. Así de falso y simple es afirmar que los cristianos son buenos y los comunistas malos.
Termina el señor Rojas su columna siempre refiriéndose en plural a todos los comunistas, diciendo: "Como el amor no parece interesarles mayormente, no cabe duda cuál (la moneda, el dinero) es la que desequilibra a los comunistas".
Suponiendo que el señor Rojas se define como cristiano y católico, me pregunto el porqué de tanto odio (en esta columna y en tantas otras) y, a la vez, a partir de sus descalificaciones universales, solo le pregunto a él ¿por dónde y cómo el amor le interesa a él?
Percival Cowley V. ss.cc.