Señor Director:

En entrevista realizada en "El Mercurio", el ministro del Obras Públicas afirma que, bajo una nueva mirada de la inversión pública, el actual gobierno no contempla como prioritario el aspecto financiero de las nuevas obras, sino que realizarlas de acuerdo a las necesidades existentes. Sabemos que dicha afirmación carece de sustento, pues no es posible evaluar en forma seria un proyecto de infraestructura sin conocer el impacto del financiamiento en sus costos.

Asimismo, el ministro cuestiona la metodología de evaluación social aplicada por décadas en nuestro país, argumentando que "con el desarrollo cambian los estándares de los países, y en infraestructura debemos incorporar un estándar de US$ 20.000 per cápita", razón por la cual -según él- debiéramos dejar de someternos a las limitaciones que implica la evaluación social. De esta manera, el gobierno pretende rebajar la exigencia técnica para el desarrollo de las nuevas obras.

La metodología de evaluación social que el ministro critica consiste en la aplicación de criterios objetivos para la búsqueda de la mejor solución a un problema: mide el impacto social de una inversión en un contexto de recursos limitados, permitiendo la asignación eficiente de recursos. Dicha metodología es aplaudida por organismos internacionales, siendo ampliamente utilizada por el Banco Mundial y el BID. El promotor más fuerte a nivel latinoamericano es la Cepal, que se constituye en el organismo coordinador de sistemas de inversión pública en la región.

Antes que cuestionar sistemas y procesos que favorecen el buen destino de los recursos, el MOP debiera preocuparse realmente de generar nuevos proyectos, ya que entre marzo y julio dicho Ministerio ha adjudicado un 27% menos de proyectos que igual período del año anterior. Lo que le arregla las cifras anuales al MOP es la adjudicación del Puente Chacao, el cual fue firmado por el Presidente Piñera en febrero, por $360.134 millones. El Puente Chacao es un buen ejemplo de un proyecto que fue sometido con rigor al método de evaluación social en el gobierno anterior, haciéndose eficiente y mostrando una TIR social superior al 6%.

Asimismo, preocupa que el MOP haya recientemente recortado en $ 20.000 millones su presupuesto de inversión aprobado por ley, con lo cual se dejan de generar aproximadamente 4.780 nuevos empleos. En efecto, el MOP está ejecutando en gran medida proyectos de arrastre (que se firmaron y comenzaron en el período anterior), pero está recortando presupuesto para obras nuevas. Así, la reactivación no funciona.

El MOP debe trabajar para hacer buenos proyectos para el futuro, entendiendo que las necesidades son muchas y los recursos escasos: cualquier opinión sin ese respaldo redunda en demagogia. Terminar con la metodología de evaluación social sería otro error más del actual gobierno, ya que, ante ausencia de un método objetivo, se abriría espacio a múltiples arbitrariedades.

Lucas Palacios Covarrubias
Ex subsecretario de Obras Públicas