LOS FOCOS APUNTARON SOBRE EL SECTOR DE LA SALUD, cuando la encuesta CEP, representando a “la calle”, los encendió, al sorprender con que era ahí, y no en Educación, donde estaban las mayores demandas.
De inmediato comenzó, en los días que le han seguido, una danza de millones que unos piden y otros ofrecen. (4 mil millones de dólares promete el ministro Peñailillo refrescando una oferta que ya había hecho la Presidenta, en lo que sería otro zarpazo a la reforma tributaria).
Pero las claves del debate político en el tema Salud están en la Comisión Asesora Presidencial que Michelle Bachelet constituyó en abril con 18 miembros presididos por el economista y académico UC, Camilo Cid. Aunque en el papel está escrito que el grupo tiene por mandato “proponer un Nuevo Régimen Jurídico para el Sistema Privado de Salud”, lo que ha trabajado el grupo ha ido mucho más allá. Su planteamiento es darle a la Salud un “cambio de ciclo”. Un salto copernicano.
Vale la pena recordar que de los 18, cuatro representan al sector privado; dos son ex ministros de Salud, Soledad Barría, de Bachelet, y Pedro García, de Lagos. Entre los integrantes está también Pedro Barría, abogado que ganó el primer juicio contra las isapres, primera piedra del imparable alud judicial que existe hoy.
TODOS LOS JUEVES SE REÚNEN en el salón Neruda de La Moneda.
—¿Qué comentaron de la encuesta CEP?, ¿que tienen que acelerar el tranco?, le consulté a Camilo Cid. Hay que apuntar que él fue el primero, o uno de los primeros, a quien citó a reunión el viernes la ministra Helia Molina, al regresar de su convalecencia.
Me dice que sí, que la comentaron, pero muy someramente, porque no quieren influenciarse por nada que venga de afuera —tampoco por los artículos de prensa—, y porque tienen mucho que trabajar para entregar su informe a mediados de septiembre. Incluso sesionarán dos veces por semana.
—¿Hasta aquí, se encuentra conforme con el trabajo de la comisión, pese a las polémicas que ha despertado incluso antes de la entrega de las propuestas?
—Lo que pasa es que esta es una comisión particular porque entre los participantes hay personas que trabajan en el mundo privado que se ve directamente afectado. Eso hace difícil la discusión. Los demás son todos técnicos. Tomamos acuerdos sobre cómo llevar las comunicaciones, que no se cumplieron, y las discusiones se fueron a la prensa. Eso no estaba en los cálculos. Pero fuera de eso yo estoy tranquilo con el trabajo que se ha hecho, porque estamos trayendo al sistema privado al mundo de la seguridad social. Puedo prever que el acuerdo final a que lleguemos va a estar en ese mundo, en ese plano.
LA VOTACIÓN DEL 7 DE AGOSTO ha sido el momento estelar de la comisión, y la que desató la batahola que hoy enfrenta posiciones en la elite, porque a “la calle” aún no llega. Mal que mal, lo aprobado ese día fue el fin del sistema de las isapres, aunque no se diga así tan claramente. La presentación fue de Camilo Cid y mostró un cambio total a ser implementado en cuatro tiempos. El tiempo 0 sería el de la propuesta inmediata de una ley que esperan esté en aplicación en este gobierno; el tiempo 3 se situaría a unos 8 o 10 años y ahí desaparecen completamente las isapres como poder de compra de prestaciones médicas. Todos los 7% a un mismo saco: un Fondo Mancomunado.
Las actas de la reunión revelan que el campanazo se formalizó en dos mociones. Primero se votó si se consideraba necesario “realizar un cambio estructural al sistema de salud chileno”. Resultado: 16 miembros dijeron sí.
La segunda moción consistió en someter a votación tres modelos visualizados para el largo plazo. El primero: la operación de un Fondo Único de Salud con seguros complementarios, es decir “todos al Fonasa”. 10 votos. El segundo: operación de un Fondo Único y un fondo mancomunado con multiseguros, sin portabilidad de subsidios públicos, es decir, sobrevivencia de isapres, pero más chicas, al no permitírseles el aporte fiscal. 2 votos. El tercer modelo correspondió a la operación de un sistema privado con cambios correctivos importantes, siempre bajo la forma de las isapres. 5 votos (los cuatro del sector privado más el del abogado Barría).
El voto faltante para completar los 18 fue del ex ministro DC Pedro García, quien no tomó posición.
La “vocera” informal de la fórmula ganadora fue la directora de Fonasa, Jeanette Vega, que incluso días antes había preparado el camino diciendo que el 7% de sus remuneraciones que todos los chilenos pagan por Salud debe ser considerado no una cotización, sino un impuesto. Y los apoyos parlamentarios a la propuesta de parte de la Nueva Mayoría no se hicieron esperar; los primeros, de dos poderosos en el rubro: el diputado Juan Luis Castro (PS) y el senador Guido Girardi (PPD).
—¿Por qué el papel tan preponderante que tomó Jeanette Vega, que no pertenece a la comisión?
—Ella planteó esa idea en la comisión cuando fue invitada y no me extraña porque es muy de sentido común a nivel internacional. Creo que en la prensa se magnificó mucho esa opinión.
—Y cuando a usted le dicen que en la comisión se ve la mano del senador Girardi, ¿qué piensa?
—No he visto la mano de nadie. Los miembros son expertos, avalados por sus currículum y muy independientes y connotadas.
Camilo Cid sostiene que lo del “Fonasa poder único”, hay que tomarlo como una idea, una estrategia que los comisionados plantean como una meta hacia la que el sistema chileno debería avanzar. Pero que lo concreto, hoy, es elaborar los fundamentos para una ley que aborde los problemas urgentes.
En eso están a toda máquina.
LOS MIEMBROS DEL SECTOR PRIVADO en la comisión intentan reposicionar el llamado “Informe Bitran”, un documento de 21 páginas, que mandaron a hacer ex profeso y propone reformar a concho las isapres. Cuando se lo mira bien, uno se encuentra con las isapres aceptando y concediendo todo aquello que por años renegaron.
“Tuvieron que estar muy con la soga al cuello”, me comentaron muy por debajo en el sector. “Multas por acá, fiscalizaciones por allá”.
Y los juicios: entre 60 y 80 mil al año, en los cuales, solo por las costas, se debe pagar unos 10 mil millones de pesos. Toda una industria para los abogados. Y una cantidad millonaria de dinero que en definitiva se va a engordar las primas del año siguiente. Por parejo.
La proposición nacida del Informe Bitran y aceptada por las isapres, bajo amenaza de extinción, propone cambios ahí donde más aprietan a sus clientes: un plan de salud estándar para todas; planes complementarios, también con formato único y sencillos de entender; movilidad de isapre a isapre sin alteraciones producto de las enfermedades preexistentes. Y un nuevo sistema para los precios y las alzas: igual que para la electricidad o el agua potable, con un método de cálculo para aplicar las subidas de precios; la superintendencia tendría que visar el proceso, antes de que la isapre aplicara alza alguna.
Le pregunté al secretario de la comisión si ese informe Bitran servirá de base para el proyecto de ley que redactan.
“Hay algunas cosas que son coincidentes; por ejemplo, el Plan que nosotros llamamos de Seguridad Social y el informe llama Plan de Beneficios de Salud. Y otras más. Pero este informe —muy útil— no es la base de la propuesta de ley que estudiamos”.
Lo que sí estaría —fuera de los cambios en las isapres y su tránsito hacia la Seguridad Social— me comentan, es una nueva institucionalidad para las licencias médicas y un fondo con pago solidario o mancomunado, para los medicamentos especiales.
JAIME MAÑALICH, el ministro de Salud de Piñera, ha decidido, después de esa experiencia, consagrarse a la Salud Pública y su tarea número uno ha sido levantar todas las alertas para “defender a los pacientes”, dice.
“Los enfermos no tienen una capacidad de movilización como los universitarios, por ejemplo. Entonces, la suya es una demanda que tiene poca visibilidad. Pero la Salud es una preocupación central y urgente de todas las personas y eso se refleja siempre en las encuestas. Es una preocupación, pero que además es urgente: los remedios se necesitan hoy, el doctor debe verme hoy, porque estoy enfermo hoy”.
Las proposiciones al interior de la Comisión Asesora Presidencial han activado al doctor Mañalich hasta el punto que se ha convertido en su oponente público. Como profesor, me explicó con block y lápiz sus prevenciones.
“Llegar a que Fonasa sea el único que reciba la cotización obligatoria de Salud y que las isapres desaparezcan, significa que la cotización se transforma en impuesto. Y eso no es banal. El trabajador, en forma obligatoria, tendrá que poner su 7 % en un fondo que en la práctica no le servirá, porque los precios que paga Fonasa son muy bajos como para acceder a algo que no sea el sistema público. Los que hoy cotizan más del 7% para tener un mejor plan de Salud, no lo seguirán haciendo y más bien, los que pueden, se tratarán de proteger parcialmente con un seguro complementario”.
Para los médicos, la fórmula significa la pauperización, asegura Mañalich, a continuación, porque médicos y clínicas viven de las cotizaciones que se pagan en las isapres. Y aquí terminarían las posibilidades de sistema mixto, y las posibilidades de elección.
Recuerda que algo así ocurrió en Uruguay hace unos 10 años, y el resultado fue “que nosotros en esa época recibimos un flujo de médicos uruguayos, porque de la noche a la mañana pasaron a ganar un tercio de lo que ganaban el día anterior”.
—Usted nunca fue un defensor de las isapres; por el contrario, cuando fue ministro...
—Yo pienso que el sistema de las isapres tiene gravísimos problemas que desgraciadamente ellos no se allanaron a corregir oportunamente, antes de llegar a esta situación de inestabilidad. Cualquier industria tiene inteligencia para palpar cómo viene la mano de la ciudadanía; pero aquí faltó sensibilidad.
Su idea sería mover en el Congreso la ley que él mismo mandó en el gobierno de Piñera, que aplicaba correcciones a las isapres, semejantes a las que hoy se debaten. Concede que políticamente sería altamente improbable, “pero si tomaran el proyecto que ya está en el Senado podríamos tener un plan de Salud que solucione la mayoría de los problemas que presentan las isapres en tres meses”.
Un cambio improvisado en Salud, sin transición, lo que provoca es una catástrofe, concluye categórico.
TODO DEPENDERÁ, EN DEFINITIVA, de los tiempos y los vientos políticos. Y una vez más el mango de esta quemante sartén lo tiene la Presidenta.