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Cartas
Martes 19 de agosto de 2014
Los otros costos de un robo
Señor Director:
Al impacto, desconfianzas en el entorno y la sensación de vulnerabilidad e inseguridad que deja el ser víctima de un robo, se suman otros costos asociados, no precisamente materiales.
El viernes último, cuando no había nadie, ingresaron ladrones a mi departamento, en el piso 12 de un edificio de la avenida Ricardo Lyon, en Providencia.
Primero pensé en no hacer la denuncia, ya que por muchos casos que conozco, nada se ha logrado. Pero a instancia de conocidos que me plantearon que si no se hace algo, las cifras oficiales no revelarán la verdadera realidad, y al saber que pocas horas después de yo ser víctima, la propia alcaldesa de la comuna fue objeto de un asalto en su casa, resolví hacerlo.
Concurrí ayer a las 11:15 horas a la 19° Comisaría de Providencia, de calle Miguel Claro. En la sala de atención de público, en la que no había más de 12 personas, hay unos dispensadores para sacar número, ya sea para hacer una constancia o una denuncia.
Cuando ya habían pasado más de 40 minutos y ante la demora y el inusual calor imperante, algunas personas reclamaron que solo se atendía las constancias y ninguna denuncia. Una funcionaria de Carabineros a viva voz dijo que sería bueno que se lo hicieran saber al oficial a cargo del recinto en beneficio de los presentes y de las tres funcionarias que estaban a esa hora atendiendo tres de los ocho módulos existentes.
El oficial en cuestión resolvió poner dos más. Había pasado una hora y tocó mi turno. Pero, sorpresa, se atendió previamente a otra persona que iba a pedir el número de un parte. "Para eso no se necesita número, señor", me espetó una funcionaria ante mi reclamo.
Cuando finalmente me atendieron, me dijeron que tenía que llenar a mano dos formularios: uno relatando los hechos y otro avaluando el costo de los objetos robados. Iba a partir con ese trámite cuando quien me atendió empezó a consultarme exactamente las mismas cosas que estaban en los formularios, para él escribirlo, no sin dificultad y lentitud, en su computador. Recordé entonces la idea que existió hace algún tiempo de realizar este trámite por internet, lo que nunca ocurrió.
Al terminar me explicó que la Fiscalía de Ñuñoa se comunicaría conmigo para ver si quería ratificar la denuncia. Al preguntarle si podía aportar las imágenes de las cámaras de seguridad del edificio, me respondió que tendría que elevar una petición oficial y que no siempre se aceptaban.
Transcurrida más de una hora y media salí con mi impresión inicial ratificada, que de poco y nada servirá.
Mario Valle G.
Periodista