La atmósfera humana y urbana de “La ley del más fuerte” es la del pueblo aislado y pequeño, donde el contexto es un Estados Unidos profundo, ignorante y violento.
Un tipo de historia que busca sus contenidos en el rastro de obras maestras como “El francotirador” (1978), de Michael Cimino, o “Río místico” (2003), de Clint Eastwood.
Estas referencias quizás explican el sólido reparto y sobre todo el interés de Christian Bale por protagonizar una película donde podía estar la actuación de su vida.
Ya obtuvo un Oscar como Mejor Actor de Reparto por “El vencedor” (2010) y ahora es el primer protagonista de una historia que funciona en el papel, en la teoría y en lo que podría haber sido y no fue.
Es un mundo obrero y trabajador que escarba las materias primas de los bosques o los minerales. Son hombres que en ese cosmos básico, rudimentario y elemental, encuentran su identidad: en la rutina de la empresa, la familia y la tradición laboral.
Son mundos precarios y desgraciados, son estadounidenses en la categoría carne de cañón y son los primeros en caer cuando la crisis es económica, cuando hay un juicio en su contra o cuando se trata de hacer la guerra en países lejanos.
Es el caso de Russell Baze (Bale), que sigue la línea de su padre, que ya se rompió los pulmones como empleado de la fundición, pero en North Braddock, en las cercanías de Pensilvania, la oportunidades no existen fuera de esa empresa.
El futuro para Russell, un trabajador serio y cumplidor, puede ser la cesantía, porque los chinos producen más rápido y barato.
Es el caso de su hermano menor Rodney (Casey Affleck), inadaptado y amargo desde que regresó de Irak, porque encontró un país que le ofrecía como única salida convertirse en obrero del acero.
Rodney huye de su destino y del horno de fuego, pero su alternativa son las brasas: peleas clandestinas donde se combate con el torso y los puños desnudos.
La película se sostiene sobre una mirada crítica: el país y la sociedad empujan a los hermanos Baze, los sacan de los márgenes y los envían fuera de la civilización. Hacia un sitio primitivo y aislado, hacia las montañas Ramapo, por las alturas de los Apalaches y en los bosques de Nueva Jersey, donde florecen las apuestas y los combates ilegales.
El líder de ese submundo es el personaje con el que se abre la película: Harlan Degroat (Woody Harrelson), psicópata, drogadicto y cavernario.
Los materiales de “La ley del más fuerte”, del director Scott Cooper, daban para una mejor construcción, pero la película tiene un problema de armado, perfiles, equilibrio y diseño.
En vez de una película palpitante y tensa, es fallida, opaca y alguien podría decir interesante, para evitar la cruda verdad: aburrida.
“Out of the furnace”. EE.UU.–Gran Bretaña. 2013. Director: Scott Cooper. Con: Christian Bale, Casey Affleck, Woody Harrelson. 116 min. Mayores de 14.