Señor Director:

En el titular de una nota divulgada el domingo en "El Mercurio" se sugiere que los fondos de la diputación de Gabriel Boric resultan malversados por la Fundación Nodo XXI, que presido, y a la que Boric ha estado vinculado, antes como director, hoy como entusiasta participante de sus actividades. Esto, aun cuando el propio cuerpo de la nota luego lo desestima.

Los fondos de dicha diputación no tienen ningún uso apartado de la legalidad. Eso lo puede comprobar quien quiera. El problema, a todas luces, no es ese. Lo que inquieta a la prensa cortesana de la derecha y del Gobierno (algunos de sus exponentes se apuran en reproducir la tendenciosa "información") es la emergencia política de una fuerza ajena a los controles de la Concertación. La renovación de la política, apuntada bajo la imagen de un "nuevo ciclo", se ha reducido a unos grupos que no despegan de una condición orbital de las coaliciones de la transición y, con eso, de los límites y cerrojos que ello estableció por décadas sobre la sociedad, las libertades y los derechos.

El proceso de constitución política que subyace a imágenes como Izquierda Autónoma, Boric o la propia Fundación Nodo XXI, entre otros componentes, logra asomar sobre el silencio y las distorsiones de los medios de comunicación, chocando con la exclusión que instalan los marcos de la transición. Montescos y Capuletos de aquellos pactos no toleran fuerzas ajenas a su manejo, por lo que los nacimientos no tardan en inclinar su rodilla.

No es ese nuestro espíritu. Creemos en una necesaria refundación política, no simplemente espuria; que produzca un espacio público donde quepan otros intereses sociales, y puedan exigir legítimamente su inclusión en acuerdos sociales reales, ante dilemas como la educación, la desigualdad y los tributos, o el marco constitucional.

Ante tamaños horizontes, no es detrás del presupuesto de una diputación -ganada en histórico desafío a los arreglos bicoalicionales- que las energías aunadas tras estos esfuerzos van a extraviar la razón. Todo lo que hacemos, hace más de dos años, puede apreciarse en nuestros medios. El desvarío de reducirlo a la imagen de la malversación solo muestra el grado en que se repelen las nuevas expresiones de una sociedad que ha despertado de sus miedos y a la que no cabe más que escuchar e incluir en las decisiones. Los restrictivos arreglos de la transición ya no son reeditables.

Carlos Ruiz Encina
Presidente Fundación Nodo XXI