La canción para voz y piano, sea Lied , Mélodie , Chanson , Song , es uno de los géneros más fructíferos, desde el siglo XVIII hasta hoy. Poner música a un texto es un desafío para un compositor, por las relaciones que se dan en aspectos semánticos, prosódicos, fonéticos, etc. Y, además, las estéticas han evolucionado pendularmente en cuanto a la primacía de un elemento u otro: "Prima le parole e poi la música", o al contrario, "la palabra debe ser fiel sirvienta de la armonía". El estar lejos o cerca de alguno de estos extremos, produce grandes consecuencias.
Esto se vio en el concierto ofrecido el lunes en la Sala América de la Biblioteca Nacional por alumnos y alumnas de las cátedras de canto de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile. Se oyeron siete compositores nacionales, de los cuales cinco fueron Premios Nacionales de Arte, lo que permitió una visión antológica, contrastando las diferentes poéticas que en la historia musical nacional se han ido dando, desde Isidora Zegers (fallecida en 1869) hasta Alfonso Letelier, fallecido 125 años después. Además de los nombrados, la lista incluyó a Enrique Soro, Pedro Humberto Allende, Alfonso Leng, René Amengual y Jorge Urrutia Blondell.
En esta selección se pudo constatar la fuerte presencia de referentes europeos: afrancesamiento pastoril y épico, italianismo entre docto y popular, posromanticismo alemán, giros medievales hispanos y sutiles impresionismos. Urrutia Blondell, con sus estilizadas "Tonadas", aportó la nota folclórica nacional. Llamó la atención que, con señaladas excepciones, todas las obras eran serias, casi trágicas. Casi no hubo lugar para la alegría ni el humor. Un famoso compositor norteamericano le preguntó a un ilustre compositor chileno: "¿Por qué siempre tanta 'dolora' y tanta tragedia?". Si ese fuera un rasgo de identidad musical nacional -al menos de una época- querría decir que fue un mérito del concierto el mostrarlo.
Las sopranos Millaray González, Jeanette Münzenmayer y Carolina Muñoz; la mezzo Vanessa Rojas; la contralto Ana Navarro, y los tenores Felipe Gutiérrez y Cristián Navarrete exhibieron un factor común: todos poseen un buen material vocal y gran potencial. Emitir juicios más definidos depende de la etapa formativa que estén viviendo. Los pianistas Patricia Castro, Alfredo Saavedra y David Inzunza, fueron buenos colaboradores, alerta y estilísticamente certeros.