Después de ser el malo en la última "Rápido y furioso" y uno de los buenos en la última "El Hobbit", Luke Evans está subiendo sus acciones en Hollywood. Y en esta película de 2012 ya se veía el potencial. Un truculento y tramposo thriller que no escatima esfuerzos en entretener ni en pasarse del límite del ridículo, cuenta la historia de una pareja que, pasando por un mal momento, se topa con una familia de despiadados criminales en fuga y muy pronto empieza a correr la sangre. Atrapados en una casona perdida, los depredadores sacan las garras y las muertes se suceden a la vieja usanza (una por una), pero la sorpresa en este jueguito está en quién es el gato y quién el ratón, así como también en los vacíos que la historia se encarga de completar. Los momentos de extrema violencia y los giros absurdos hacen que la película alterne entre la tensión y el placer culpable, entre la sorpresa y la vergüenza ajena. Pero hay algo noble en su ritmo y honestidad. Y es que a veces no hay nada mejor que una película B que sabe cuáles son sus virtudes y defectos, y se lanza a entretener. Y aunque la caricatura es grande, los seguidores del género sabrán apreciar lo bueno e ignorar lo olvidable.

"No one lives". EE.UU., 2012. 86 min. Mayores de 18.