Señor Director:
Contra
mi crítica,
Hernán Corral sostiene: "¿Por qué los que quieren utilizar fármacos abortivos pueden imponer mediante una ley que los financien aquellos que consideran que el aborto es el homicidio de un inocente y no desean ser cómplices en él?"
Aquí subyacen falsas representaciones e incomprensiones.
Primero: no son "los que quieren usar fármacos abortivos" los que imponen el costo. El Affordable Care Act (ACA) es una ley federal que establece un derecho. Quien impone el costo es la comunidad política, habiendo deliberado y decidido mediante procedimientos democráticos. Y la regla contiene excepciones para iglesias y entidades religiosas sin fines de lucro, así que no amenaza la conciencia de los creyentes en actividades relacionadas con la creencia. La excepción de Hobby Lobby del "mandato de contracepción" (que incluye los anticonceptivos preventivos de la FDA) refiere a una asociación con fines de lucro.
Segundo: esta distinción es esencial. Todos tenemos un interés fundamental en discriminar en asociaciones íntimas o expresivas (si no podemos, el derecho de asociación desaparece); pero todos tenemos un interés fundamental en no ser discriminados en actividades amplias con implicancias profundas, como el mundo del trabajo. Así, las normativas antidiscriminación valen allí, pero no en la elección de la pareja o de nuestra iglesia.
Tercero: el acomodo de las creencias religiosas de los dueños de Hobby Lobby traspasa su costo a los empleados y sus dependientes mujeres que no las comparten. Por cierto, la Corte deja abierta la posibilidad de que esa cobertura se dé sin costo alguno para las trabajadoras. Esto implica tratar asociaciones con fines de lucro como entidades religiosas sin fines de lucro. Pero esto abre una caja de Pandora (considerando que la Corte no se pronuncia sobre la razonabilidad de las creencias). Nada se opone a extender Hobby Lobby a empleadores contrarios a cualquier anticonceptivo, a empleadores Testigos de Jehová que busquen excepciones de la ACA para cirugías con transfusiones, o a amish que busquen liberarse de contratar el seguro para sus empleados no-amish.
Hobby Lobby es un despropósito. Pero no lo es tanto como la sugerencia de Hernán Corral de aplicar la sentencia al caso de la oposición de alcaldes a entregar la píldora del día después. Aquí se trata de funcionarios públicos que deben cumplir la ley o renunciar.
Daniel LoeweEscuela de Gobierno
Universidad Adolfo Ibáñez