Señor Director:
Ante la persistente crítica que algunos clérigos jesuitas, como el
señor Costadoat, le hacen a la Iglesia Católica, como historiador me pregunto: ¿Por qué no siguen el ejemplo, establecido siglos atrás por otros clérigos tan críticos como ellos, y tienen el coraje de fundar una nueva iglesia, para acomodarla a sus gustos y a los de la sociedad actual?
Así podría la gran mayoría, que aún cree que N.S. Jesucristo es el fundador y cabeza de la Iglesia, seguir creyendo en Él sin dudas, y respetando su palabra, sin adaptarla a los derivados de la moda o de lo que ahora se denomina lo "políticamente correcto".
Creo que podría ser una solución satisfactoria para los escépticos y aquellos que piensan que la Verdad podría derivar de algunos fieles y sus apetencias.
Julio Retamal Favereau