Señor Director:
Pareciera que
Jorge Costadoat quisiera reeditar la oleada contestataria de fines de los sesenta que suscitó la encíclica
Humanae Vitae. Pero han pasado 46 años y hemos comprobado cómo ese documento magisterial, breve, profundo, de gran densidad antropológica-teológica y ética ha sido del todo profético.
Se anticipó a gran parte de los males que hoy padecemos respecto de nociones como la dignidad y belleza del amor, la sexualidad, la mujer, la educación de la juventud, y advirtió de diversas patologías. ¿Acaso ha leído este presbítero la luminosa teología del cuerpo de Juan Pablo II o los sólidos argumentos filosóficos de Rhonheimer en "Ética de la procreación"? Quizás sea mucho pedirle a quien solo está atento al nivel de popularidad y aceptación que tiene entre los "católicos".
No creo que las Bienaventuranzas, verdadero núcleo de la doctrina de Jesucristo, alguna vez hayan sido populares y menos practicadas. Ello es posible solo con la ayuda de la gracia, pero sería ilógico exigir general aceptación por parte de los hombres.
Jorge Peña Vial