Señor Director:
Comparto los
argumentos que da Jorge Costadoat para mostrar cómo en temas de moral sexual, y específicamente en relación con el uso de anticonceptivos, los católicos se han alejado del Magisterio de la Iglesia. A los ejemplos que él cita, agregaría que también en Chile un porcentaje cada vez mayor de la población, incluyendo por cierto a la población católica, hace uso de los avances de la ciencia para tener el número de hijos que responsablemente pueden acoger. A diferencia de lo que opina José Joaquín Ugarte, esto no significa que sea algo inmoral usar métodos "artificiales" en oposición a los "naturales", que serían los moralmente permisibles según Ugarte.
Los derechos sexuales y reproductivos reconocen el derecho de todas las personas a "decidir libre y responsablemente el número y el espaciamiento de los hijos que se desea tener, y a disponer de la información y los medios para hacerlo". Para ejercer este derecho, las personas deben tener adecuada educación sobre regulación de la fertilidad y acceso a métodos anticonceptivos según sus preferencias.
El que algunas personas opten por métodos "naturales" o "artificiales" para regular su fecundidad es parte de su vida privada y a nadie se le debiese negar usar los beneficios de los avances científicos.
La resolución 2003/28 de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas señala que "la salud sexual y la salud reproductiva son elementos esenciales del derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de la salud física y mental", por lo que el acceso a los métodos anticonceptivos seguros y confiables, según su preferencia, son fundamentales para poder cumplir con este derecho, y el cómo ejercer este derecho no debiese estar subordinado a las creencias particulares de terceros.
Dra. Sofía Salas Ibarra
Profesora titular
Facultad de Medicina UDP