En el comienzo de la creación, en este caso, no hubo luz ni tinieblas, sino algo bastante más sencillo: un juguete.
En los años 80 y producto de una asociación entre empresas de Estados Unidos y Japón, se popularizó un auto que en realidad era un robot o viceversa y la fórmula era manual y se trataba de presionar y girar las piezas: un transformer.
Después vinieron las historietas, series de televisión y nuevas generaciones de robots que eran helicópteros, carros de bomberos, vehículos militares o camiones.
Pero al principio fue un juguete y la serie sigue fiel a su origen: juguetes en expansión, evolución y en permanente batalla y destrucción.
Esa es la mentalidad y el patrón, y el director Michael Bay sigue siendo el director de orquesta de una franquicia millonaria, desde "Transformers" (2007) a la cuarta entrega de la saga, con una recaudación global que va por los mil 200 millones de dólares y las secuencias de acción necesitan cada vez más minutos y por eso la extensión total va en aumento: 144 el 2007, 150 el 2009, 154 el 2011 y 165 para la actual, con el predicamento de más de lo mismo, pero siempre un poco más.
Los transformers, entonces, son una especie extraterrestre y el escenario de lucha es el Universo, especialmente la Tierra, con los humanos entre medio, y los contrincantes son Optimus Prime y los autobots contra decepticons y su jefe Megatron.
Después de tres películas las variaciones son las siguientes:
Los autobots han sido relegados y de los decepticons casi no hay noticias.
La novedad son Galvatron y en menor medida Stinger, líderes de una generación de transformers, ahora construidos por los humanos.
Este es el nuevo juego: Optimus Prime y los autobots sobrevivientes contra Galvatron y Stinger, con el alcance de que Galvatron se parece demasiado a Megatron, líder ausente de los decepticons.
También pelea Lockdown, monstruo metálico que viene del espacio exterior y que no es autobot ni decepticon, pero persigue y captura a los transformers y a lo que encuentre en el Universo.
Hay que agregar, porque la invitación es amplia, a Cade Yaeger (Mark Wahlberg), granjero texano e inventor; Joshua Joyce (Stanley Tucci), otro inventor, pero millonario; y Harold Attinger (Kelsey Grammer), un ex agente de la CIA que carece de sentimientos.
Y añadir, por último, a los dinobots, dinosaurios mezclados con robots, donde en el fragor de los combates se distingue un tiranosaurio Rex, un trioceratops y un pterosaurio.
No es un cumpleaños de mono, pero se parece, porque el principio es que las explosiones, batallas, destrucciones y griteríos todo lo resuelven: cabos sueltos, incoherencia, inconsistencias y desorden.
Es un potpurrí largo, repetido y un poco inútil, porque da lo mismo lo que pase: habrá un "Transformer 5".
"Transformers: age of extinction". EE.UU., 2014. Director: Michael Bay. Con: Mark Whalberg, Stanley Tucci, Kelsey Grammer. 165 minutos.