UN MODELO
"No tengo dudas: el modelo educativo a imitar en salas cuna y jardines infantiles es el de la República de Eslovenia. Lo que han logrado en ese país, especialmente con los niños de los municipios de Brda y Krnica, es realmente impresionante.
En números y cálculo, se han desarrollado más que en lenguaje y pronunciación, pero es cosa de tiempo, estoy segura.
Fui testiga... ¿o me estoy sobreactuando con el género? Parece. Fui testigo de la siguiente prueba: un niño chileno, un cubano (¡imagínate!) y un esloveno fueron testeados (no me gusta la palabra, pero no encuentro otra) en juegos cognitivos, intuitivos y memorísticos.
El niño Pérez Farfán, oriundo de La Pintana y a quien no preparé ni conocía, salió tercero.
Trasplanté el método esloveno a Chile y un nuevo chileno, esta vez elegido por mí, aceptó un desafío inspirador, y cuando estuvo formado y educado para la evaluación, viajamos a Liubliana, pero ahora (y te doy permiso para morirte) los niños en competencia fueron: esloveno, esloveno y el Benja. Te digo el cuento corto: Benja Irarrázabal Arizabalaga, oriundo de La Dehesa, salió primero.
Fue salvaje. Increíble. No podían creer la tremenda capacidad cognitiva del Benja. Es que se pasó.
No sé como andái de espacio, porque tú soi periodista, pero si querís firma Maca y sácame el segundo apellido. Me da lo mismo.
¿Soi de los Valance de Rupanco o de los Valance que tienen campo en Curacautín? ¿De ninguno de los dos? Te doy un consejo: ándate a Eslovenia".
Maca Mackenna, educadoraOTRO MODELO"La vocación me la entregó mi madre, doña Esterlinda Chamorro viuda de Gálvez, directora fundadora del Everes de Conchalí. Una institución educacional del tipo copago, con algún fin de lucro y sin la "t", por si acaso.
Egresé del Pedagógico de la Chile y viajé rumbo a Helsinki, porque siempre me había gustado Finlandia y los finlandeses, pero mi visita fue investigativa: empaparme con su modelo educativo y sumergirme en cada etapa de la enseñanza superior.
En mi recorrido por las universidades de Lahti, Savonia y Turku comprobé que no hay diferencias entre el sistema público y privado. Es tanta la equiparidad que impone el modelo educativo, que es imposible distinguir entre unos y otros.
La educación es tan buena que los finlandeses se parecen en todo: tamaño, gustos, costumbres, pigmentación, alimentación y coloración.
Mi conclusión es definitiva: los finlandeses son iguales.
Y me abrieron los ojos, quizá no tanto como educadora, pero sí como mujer.
Es que en Finlandia yo soy lo distinto, ¿cachái?
Tú me veís de una manera, porque soy chileno.
Ellos me ven de otra. Es por el modelo.
A veces estoy con Mikka y le digo Pekka y cuando me invita a salir Markku, me pasa a buscar Risto, y Aki se parece a Reijo y Reijo a Jukka y son todos iguales, te lo juro.
Una cosa: son bien respetuosos.
Ahí tenís el modelo de educación.
No vuelvo ni a palos a Chile y menos al Pedagógico.
No es que haya perdido la vocación, digamos que encontré otra".
Lucila Gálvez Chamorro, ex pedagoga