Estos últimos días han sido insólitos. Ya saben que me gusta el fútbol y que soy uno de los chilenos que ha vivido las últimas semanas en "modo mundial". Lo insólito es que si bien nunca he sido un capo en estadísticas, ni soy capaz de recordar quién hizo qué gol en qué mundial, voy ganando una "megapolla" de pronósticos mundialeros que se organizó entre un grupo de amigos.

Somos 100 concursantes, entre ex compañeros de colegio y de universidad, y por esos arrebatos locos de la vida, decidimos apostar 100 mil pesos cada uno. Es decir, el pozo son diez millones de pesos.

Y voy ganando, porque le he acertado a casi todos los partidos, con resultados muy similares a los reales.

Impresionante.

El problema es que le comenté esto mismo que estoy compartiendo con ustedes a mi contador. Y se puso como loco:

-¿Estás hablando por celular? Cuelga y llámame por el fijo. No, nada de teléfonos, juntémonos en el café de tu esquina. No, nos pueden seguir. Estoy seguro de que Los Funcionarios ya me están siguiendo. Creo que estoy paranoico. ¿Diez millones de pesos dijiste? Eso es mucha plata. ¿Y cómo los justificas? ¿No supiste lo que les pasó a las apoderadas de los colegios que organizaron kermeses este mes? Llegaron Los Funcionarios y las condenaron a las penas del infierno, las hicieron sentirse unas ladronas, las causantes de la desigualdad y la persistencia de la pobreza (una me dijo que llegó a la casa a ducharse, porque se sintió sucia) por vender los queques que hicieron sus hijas sin boleta y sin inicio de actividades. Los Funcionarios asustaron a los niños, que no se atrevieron a seguir intercambiando laminitas del álbum del mundial porque les dijeron que cualquier ganancia debían declararla en el formulario B43a y que se incorporaría al global complementario de sus padres. Los mismos funcionarios cegados por el placer de aterrar a los contribuyentes proclamaron que, desde ahora, TODO pagaría impuestos: las rifas, las colectas, las monedas que se le dan al señor que dice "dele dele" en los estacionamientos, las "vacas" para comprar pizzas en las oficinas, la moneda que se tira al aire, el pepito paga doble, las ferias de las pulgas, el ahorro que genera hacer dedo...

No pude seguir escuchando a mi contador. Le colgué el teléfono y me puse a revisar mis pronósticos mundialeros. Pensé que mientras nosotros, los chilenos normales, estábamos en "modo mundial", Los Funcionarios aprovecharon de poner al país en "modo fiscal". Todo va a ser ahora "para beneficio fiscal": lo que se recaude en las campañas de beneficencia, los colegios, las universidades, las clínicas, los tributos de las gasolinas, las sopaipillas pasadas... y las pollas mundialeras.

¿Y qué haré si termino ganando los 10 millones de pesos? Si los dono a alguna entidad de caridad me van a cobrar un impuesto a las donaciones y capaz que me multen por no sacar patente de "pollas mundialeras".

Ya no me atrevo ni a mirar los partidos de fútbol por miedo a que mis predicciones sean correctas.

¿Y si caigo preso?

Parece que, como dice Alexis, siempre hay alguien que querrá arruinar tu "modo mundial".