Un inédito de Nicanor Parra, aunque sea breve, es siempre una magnífica noticia. Temporal, escrito en 1987, recién ahora, y gracias a la aparición de unas entrevistas grabadas de la época, ha sido recuperado. Su existencia era conocida, porque el autor se refirió muchas veces a él con conceptos del estilo de los citados en la contraportada. Para Parra, este poema "está todo hecho en el lenguaje de la tribu y con el tema de la tribu", y representa, ciertamente, una suerte de bisagra entre el tono que venía cultivando desde los poemas del Cristo del Elqui y el que afirmó de manera impecable en los discursos que escribió a partir de los 90: ese tono coloquial y directo, aparentemente tan fácil, pero que en realidad es inimitable, tan original y, a la vez, tan familiar, tan fácil de leer, como difícil de agotar en sus interpretaciones y resonancias. Ese es el tono que desarrolla por primera vez en Temporal, donde, dice Parra, el lenguaje de la tribu "no es un lenguaje poético ni es un lenguaje literario, sino que así habla la gente". Y es que el invierno de 1987 "es el más crudo de la historia de Chile / Según informe de última hora / 280 milímetros en menos de una semana". Esa es la materia prima que abastece el poema, los vientos, los muertos, los hogares arrasados, las inundaciones, pero donde la estructura de la estrofa y su forma de cerrarlas abre el espacio para que brote una segunda lectura que hace estallar el reporte del tiempo y lo convierte en una manera de leer la realidad profundamente original. Política, desde luego, como en "Bajó la temperatura": "Con razón hace el frío que hace / Boletín de la Secretaría General de Gobierno: / La inundación se debe exclusivamente / Al exceso de agua caída / en las últimas 24 horas". O, más aún, en la estrofa siguiente, bajo el título de "Coro de damnificados": "Nadie se preocupa de nosotros / A la tortura sórdida de la tierra / Se suma ahora la tortura del cielo / ¿Puro Chile es tu cielo azulado? / ¿Puras brisas te cruzan también? / Y tu campo de flores bordado / ¿Es la copia feliz del edén?". El ácido humor brota de un recurso tan familiar y comprensible como los signos de interrogación. De ese modo, a través de un lenguaje que no guarda secretos ni arriesga las metáforas, comparaciones o metonimias tan propias de la poesía, Parra logra el mismo efecto de curvar el lenguaje sobre sí mismo y a partir de este subvierte tanto la realidad como la tradición poética.
Nicanor Parra. Ediciones Universidad. Diego Portales, Santiago, 2014. 60 páginas.