La participación de actores históricos -Nissim Sharim, María Elena Duvauchelle y brevemente Jaime Celedón- no es por azar, como el título de la película, sino con conciencia del pasado y quizás como pasaporte.
El director Fernando Lasalvia reconoce en el teatro del absurdo las raíces de su cine: incoherencia, repetición y una realidad contradictoria y elusiva; actuaciones estatuarias y estáticas; también desmontar la estructura tradicional, algo notorio en el cuento de Efraín Schuller (Sharim) y su mujer Margot (Duvauchelle), enfrentados en la mesa de un comedor, y en ese único escenario, reciben las voces de los que están detrás de cámara -el público- que pide explicaciones y exige contar la verdad.
Lasalvia en su cortometraje "Edgar" (2008) anunciaba una leve crítica al sistema de selección de películas en los fondos concursables. Rodrigo Lisboa, su actor fetiche, era el personaje que presentaba un guión en lo que se conoce como "pitch", en un ambiente intimidatorio y clásico: la academia.
El caso es que no lograba terminar su presentación, porque a ese tipo de guión, en el fondo, no se le concede ni importancia ni mensaje ni significado.
Quizás el corto anunciaba la gestación y dificultades de "El incontrolable mundo del azar", ópera prima de Fernando Lasalvia.
Un tipo de película, por lo demás, que en la explicación verbal, el "pitch", se autodestruye, porque corre el riesgo de la inanidad, es decir: más o menos amable, ocurrente y divertida, pero sin valor y baladí.
Pero en el cine, en cambio, "El incontrolable mundo del azar" es una película que resiste y anuncia otra mirada para el cine nacional.
Existen tres cuentos entrelazados a fuerza de voluntad, donde el relato inicial tiene vida propia, es autosuficiente y se presenta como un programa de televisión: "El extraño fenómeno de Juan Astudillo", donde se relata la vida de un niño chileno que solo habla alemán y eso revuelve y destartala la vida de su padre Carlos (Lisboa) y su madre Cristina, una Elisa Zulueta haciendo algo muy difícil: un personaje imperturbable y sin embargo expresivo.
Por la película se cuelan, como corrientes de aire, diversas ideas y tópicos: la aspiración europea y rubia, el delirio de las palabras eróticas o bien lo difícil que es hablar con los hijos.
En la otra mitad se presentan dos historias unidas y alternadas: la de "Raúl Brito" (Fernando Larraín), un hombre estructurado, obsesivo y ordenado, que decide, en principio, tomarse un día improvisado que puede ser el único y el último.
Y la de "Efraín & Margot", que es el viejo matrimonio que discute sobre la culpa, pero el tema de fondo es una vida demasiado larga y compartida.
"El incontrolable mundo del azar" es una película sin estridencias que entra a escena de puntillas y hasta pide permiso.
Es menor, recién llegada y tiene el encanto de la ópera prima: un director quiere hacer cine.
Chile, 2012. Director: Fernando Lasalvia. Con: Rodrigo Lisboa, Fernando Larraín, Elisa Zulueta. 78 minutos. Mayores de 14 años.