Al término de "La expulsión de los jesuitas", el público celebra la obra que rescata un episodio olvidado de nuestra Colonia a la manera de un espectáculo medieval de juglares fundiendo narración expositiva, escenas cómicas y música. El resultado, en rigor, no es nada desdeñable como divulgación histórica. Pero quienes hemos seguido la brillante trayectoria del grupo Tryo Teatro Banda, esperábamos mucho más, sobre todo de un material tan rico.
Este no es el afiatado trío que gestó el loable tríptico que entre 2007 y 2010 ganó notoriedad al establecer una excepcional línea de trabajo (cuyo espléndido "Pedro de Valdivia" marcó su cúspide). Francisco Sánchez, fundador y líder del colectivo, sigue siendo la pieza clave de la segunda formación del conjunto, un quinteto de actores-músicos incluyendo una actriz, de desempeño irregular en "La Araucana", en 2012, su cuarta entrega de gran formato en torno a la "memoria histórica". Otros dos factores cambian: la dramaturga Neda Brkic co-elabora el texto junto a Sánchez, su hijo, y -más determinante aún- dirige Andrés del Bosque, talento calificado como un experto en teatro bufo y juglaría, en su regreso a Chile tras 12 años en España (en 1994 creó aquí "Las siete vidas del Tony Caluga", un hito de la escena local).
A partir, por cierto, de una exhaustiva investigación, la obra desgrana la apretada crónica de 150 años de presencia de la Compañía de Jesús en Chile durante los cuales hizo un inestimable aporte al país en los más variados aspectos, hasta su brutal expulsión en 1767 por razones poco claras. En los 70 minutos que dura, el discurso escénico entrega una gran cantidad de información, con datos duros y otros hipotéticos, en su habitual y animado lenguaje que alterna escenas bufas, juegos gestuales y música hecha en vivo.
Pero esta vez se da un notorio desequilibrio entre las partes; hay aquí, sin duda, demasiada música, con varios insertos (rock, ritmos tropicales) que no aportan al total. Tal vez porque Del Bosque tiene un concepto de juglaría más cercano al juego, la trasgresión y la fiesta popular, suma pasajes de interacción directa con la platea, mientras los diálogos introducen chistes contingentes. Todo lo cual distrae del eje, la exposición de material histórico, y le resta espacio. Los aciertos humorísticos suelen escasear o alcanzan un efecto más bien flojo, y contrario a la idea de aligerar el conjunto, se incorporan inesperados recursos simbólicos que agregan un raro giro de estilo expresionista o surreal (los personajes de la corte usan intrigantes cabezas de ciervo). Salvo esos accesorios, el vestuario resulta atractivo, pero la escenografía -una simple cortina al fondo- de tan sencilla, se ve pobre, deslucida.
Teatro UC. Jorge Washington 26. Miércoles a sábado a las 20:30 hrs. Entrada general: $8.000, tercera edad: $5.000.