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Cartas
Lunes 09 de junio de 2014
Lecciones de cinco reformas educativas
Señor Director:
Chile ha realizado reformas importantes de su educación; algunas exitosas (han sido replicadas en otros países) y otras inefectivas o negativas. Comento cinco reformas para aprovechar esas experiencias.
A mediados del siglo XIX hubo un intenso debate para universalizar la educación. Unas 500 escuelas primarias atendían a 25 mil niños, y D. F. Sarmiento elaboró un proyecto inspirado en los avances de Francia y Estados Unidos. En 1860, M. Montt promulgó la Ley General de Instrucción Primaria de Educación y en 1900 se llegó a unas 1.500 escuelas, con 110 mil alumnos, quedando fuera la mayoría de los niños de los sectores populares.
En 1902 se presentó un nuevo proyecto y después de 18 años de intensos debates se aprobó la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria. Todos los niños debían asistir a la escuela durante cuatro años (a lo menos) antes de cumplir 13 años de edad. Pero 40 años más tarde, un 20% de niños no entraba al nivel primario.
A mediados de los 60 se realizó un gran esfuerzo para construir las aulas necesarias para todos los niños, junto con incentivar la asistencia mediante alimentación escolar para todos los vulnerables. Esto permitió, en los siguientes seis años, universalizar la educación. Además, media docena de experimentados educadores propuso extender la básica a ocho años, lo que se aprobó en 1967 en el Consejo Nacional de Educación, y métodos de enseñanza que se implementaron con el Centro de Perfeccionamiento del Mineduc.
En 1994 se detectó que 40% de los alumnos de 4° grado no comprendía información literal de un texto breve. Se diseñó una estrategia con una misión de especialistas, organizada por Unesco, que fue analizada por un grupo de trabajo integrado por representantes de los involucrados en educación y liderados por J. J. Brunner y E. Boeninger. En seis meses hubo consenso en extender el año escolar en 300 horas; elevar los salarios docentes; dar acceso a computadores; formar mejores profesores y evaluar la calidad de los textos. Los recursos fueron aprobados por el Congreso, pero las dos últimas propuestas no se implementaron. Solo 10% de los académicos formadores de profesores tiene doctorado en educación (que garantiza capacidad de investigar). El mantener las aburridas clases frontales durante más tiempo habría despertado la necesidad de mejorar la calidad.
En 1996 se acordó reemplazar el método silábico de enseñar a leer (con silabarios que estimulan la "conciencia fonológica") por el método global (palabra completa). Esta quinta "reforma" estaba en contra de toda la investigación disponible sobre el tema, fracasó y afortunadamente se volvió atrás en 2003.
¿Se hará buen uso de la investigación disponible en el proceso de reforma que ahora se inicia?
Dr. Ernesto Schiefelbein
Rector
Universidad Autónoma de Chile