Prat, camino a su inmolación histórica, levanta la señal marina indicando a Condell que "siga sus aguas" . Afortunadamente, liberó a Condell a tiempo de esa orden que lo condenaba a morir y le permitió intentar su audaz escape, que termina en la épica victoria contra la Independencia.

Nuestra Presidenta en su discurso nos invita a seguir sus aguas, pero me temo que el resultado puede ser el de la Independencia, encallada, inmóvil y abandonada. La derrota sin gloria es la peor de las derrotas. Pienso que nuestra Presidenta tiene un diagnóstico equivocado de Chile y las medidas propuestas no van a lograr los resultados esperados. Ojalá me equivoque.

La Presidenta nos convoca a un país fantástico lleno de regulaciones, donde funcionarios públicos y organismos estatales podremos dar rienda suelta a nuestra capacidad emprendedora y productiva, todo con la seguridad de que si nos va mal tendremos la mano protectora del Estado de Bienestar que nos acogerá; con salud de calidad y gratuita, educación integradora y seguridad social generosa. Yo soy escéptico de tanta belleza.

Les Luthiers dice que existe un mundo mejor pero es carísimo. El mundo de la Presidenta en muchas de sus iniciativas es fantástico y cuenta con todo mi apoyo. El problema es que debemos financiar tanta maravilla. Mi papá decía que no es nada tener un caballo, además hay que alimentarlo. El discurso anuncia 40 nuevos hospitales y más gasto público en todas las áreas de la economía incluyendo inversiones en Enap, Banco del Estado y Codelco, todo financiado por los contribuyentes de siempre, esos que viven eludiendo.

Pero no todo es preocupante. Me dio gusto el anuncio de 190 km adicionales de ciclovías. "Al socialismo se llega en bicicleta", dijo alguien en la época de la UP cuando no había bencina. Y la Presidenta le ha hecho un guiño a nuestra historia. En este caso no es más que un saludo simpático porque ha anunciado que habrá energía barata y en abundancia. Bienvenida sea, aunque me temo que sin carbón es imposible lograrla y ni una palabra para el carbón en el discurso.

Celebro el mensaje de la Presidenta reconociendo el valor del diálogo, del consenso y de la reflexión, esas virtudes que a algunos de sus ministros les parecen valores medievales. Demuestra estatura nuestra Presidenta cuando reivindica los valores fundamentales de una democracia que tienen que ver con que se tiene mayorías transitorias, administrando también transitoriamente un bien común que les pertenece a todos.

Yo hace tiempo que aprendí que no hay atajos al desarrollo y recomiendo a los lectores que no sigan las aguas de nuestra Presidenta. El desarrollo se logra con trabajo duro, esfuerzo continuado e incentivos claros y generosos al ahorro, la inversión y el emprendimiento. No se logra con más gasto público o con más impuestos o con más regulaciones que les complican la vida al hombre de la calle y al emprendedor. Tal vez por eso no soy Presidente y me merezca el anonimato de Condell y ella, la celebridad de Prat.

Gerardo Varela Alfonso