El entrenador Jorge Sampaoli es rostro de un banco y acaba de pedir una superhipoteca, lo que no necesariamente implica una supercasa.
Seguramente es una buena casa, pero hay que sacarse de la cabeza cualquier idea imperial y broma de mal gusto, del tipo no se vaya a perder en el living o bien a ahogarse en el jacuzzi mediterráneo.
Quizás el crédito fue a 20 o 30 años y con seis meses de gracia para el primer dividendo, pero eso ya es más privado y específico y no debería interesarle a nadie.
En Sampaoli están depositadas las confianzas de los hinchas y jugadores, de la ANFP y del banco que le dio crédito. Esa es la idea fuerza.
Manuel Pellegrini, no de ahora, sino de hace varios años, es rostro de una AFP, lo que hizo perfecta la promoción: no es por el campeonato inglés, sino por la persistencia y la confianza en un proyecto.
El técnico Jorge Sampoli se ve cómodo y natural con su protagonismo de cliente estrella. Está en la dorada época del aquí te pillo y aquí mismo te mato, es decir, hay que aprovechar el buen viento, el llamado de las trompetas doradas y los aires de bonanza, porque la clase media, tal como reza la canción y con toda razón, le tiene un miedo inconcebible a la pobreza.
Claudio Borghi estuvo un poco más de año y medio al mando de la selección y faltó tiempo para que alguien lo escogiera como rostro de campaña. Siempre está la vertiente del comercial simpático y humorístico, y quizás pudo encontrar un nicho en la línea de los hipermercados y en los pasillos de la carne y su variedad de cortes.
Nadie pensó que Nelson Acosta, incluso en su momento estelar, pudiera ser rostro de algo, también en la zona de parrillas bíferas y en cruz, set de cuchillos, atizadores, palas, pinzas y todo lo que usted quiso saber de la barbacoa y nunca se animó a preguntar.
En eso tuvo mala fortuna don Nelson y nadie le dijo dale, cuál es tu idea, toma este crédito, dale nomás y pon la firma para la superhipoteca.
A Marcelo Bielsa jamás se le habría permitido ser rostro de absolutamente nada y cualquier gran pituto, por darle un nombre, en beneficio de alguna institución -banco, AFP, isapre o negocio del retail - habría sido considerado un hecho herético, traidor y profano.
Los tiempos cambian, no todas las personas son iguales y las necesidades son diversas.
Además, una cosa es el maestro shaolín endurecido en la soledad, y otra el saltamontes laborioso y previsor, que junta y suma mientras puede.
Marcelo Bielsa no parecía de este mundo y a veces era incomprensible.
Jorge Sampaoli es terrícola y se comprende.