Entre las críticas a la reforma al binominal, varias suenan a objeciones infundadas y frívolas frente a una crisis de proporciones en la imagen de un Congreso que se conforma de un modo que entraba la renovación, es poco competitivo y muy desigual. Es el caso de los argumentos relativos al aumento de parlamentarios, los que contrastan con un Congreso de reducido número en relación con la tradición y particularmente de un Senado que apenas logra hacer funcionar sus muchas y necesarias comisiones; de posibles gastos -que el proyecto no contempla-, como si no valiera la pena invertir en mejorar el único mecanismo por el que podemos resolver civilizadamente nuestras diferencias, y de supuesto deterioro de la representación de regiones, como si la regionalización dependiera de eso, como si los parlamentarios representaran territorios y no personas y como si la democracia no proclamara como principio esencial el de la igualdad de toda persona y por ende del peso de sus preferencias. A ellos se suman unos ejercicios de simulación que suponen sin base que políticos y electores se comportarían igual con distintas reglas del juego, y el argumento de que el proyecto no garantiza suficiente proporcionalidad, el que suena surrealista viniendo de quienes se oponen a avanzar hacia ella.
La crítica del riesgo de multipartidismo parece, en cambio, seria, pues en el papel el binominal favorece la conformación de grandes bloques y el proporcional la dispersión; la que, agregan los críticos, se aviene mal con un sistema presidencial, como probó la historia política chilena entre 1925 y 1973.
Esa teoría fue ratificada por los hechos en la década del 90; pero luego los díscolos, y más recientemente la formación de pequeños partidos, ha terminado por probar la ineficacia del binominal para el laudable propósito que sus partidarios porfían en seguirle atribuyendo.
La actual coalición gobernante, excluyendo a Revolución Democrática, se conforma de 7 partidos o movimientos con representación parlamentaria y la oposición de 4, excluyendo el Partido Liberal. Sumados dan no menos de 11 y hasta 13 grupos representados. De los 38 senadores, cinco se registran como independientes.
Algunos de estos nuevos grupos logran representación por vías de omisión u otros acuerdos que excluyen la competencia. Otros, por escisiones que se verifican recién concluidas las elecciones. Unos y otros modos restan fuerza a la representación que invisten estos parlamentarios. Ante realidades dinámicas y cambiantes, el intento de petrificar artificialmente las fuerzas políticas conlleva el riesgo, evidente ya, de que cobren vigor quienes están por discutir los temas más importantes en asambleas fuera del Congreso.
La pregunta es entonces si distritos como los que contempla el proyecto que, en promedio, elegirán cinco diputados, será o no un traje adecuado a nuestra diversidad política, o si, como temen algunos, ello incitará a una dispersión innecesaria o si aún ese número es insuficiente. En ese debate ya nadie, a espaldas de la realidad, debiera insistir en que el binominal es suficiente para garantizar grandes bloques, los que, por lo demás, se forman en torno a elecciones presidenciales y no parlamentarias. Superada esa falacia, la respuesta no es simple, así que tampoco necesita de videos de buenos contra malos.
Igualmente seria es la preocupación por el juego entre proporcionalidad y presidencialismo, en el que los temores radican en la posibilidad de gobiernos minoritarios. En ese necesario debate, también se ponen de espaldas a la realidad quienes afirman que el binominal garantiza gobiernos mayoritarios, pues con ese sistema electoral, y salvo por unos meses, el gobierno actual es el único de los últimos 24 años que ha tenido mayoría en ambas cámaras.
No obstante haberse tratado de gobiernos carentes de mayorías parlamentarias, fueron estables y realizadores. Estas virtudes de la gobernabilidad parecen haber dependido mucho más de la disposición al diálogo y a la negociación sincera que de la existencia de mayorías autosuficientes, que el binominal solo ahora y excepcionalmente ha conformado.