Señor Director:

"El Mercurio" ha publicado interesante información sobre el proyecto de reforma electoral de la Presidenta Bachelet. Quisiera comentar los análisis del señor Andrés Tagle (día sábado) y del Instituto Libertad y Desarrollo (día domingo).

1. Los dos estudios referidos se basan, en lo esencial, en un ejercicio analítico consistente en calcular cuál habría sido la composición de las cámaras legislativas si en elecciones chilenas del pasado reciente se hubiera aplicado, en vez del sistema binominal que nos rige, la fórmula nueva que propone la iniciativa del Ejecutivo.

2. Cálculos como los efectuados por el señor Tagle y Libertad y Desarrollo pueden ser útiles. En lo concreto, y en la medida que ambos estudios coinciden en que la representación que habría obtenido la derecha en 2009 o en 2013 con las reglas de la reforma no es significativamente menor que la que obtuvo efectivamente con el binominal, los análisis citados vienen a confirmar que la propuesta del gobierno actual no ha sido elaborada con el ánimo de perjudicar a sus oponentes. Agradezco al señor Tagle y a Libertad y Desarrollo por haber realizado unas proyecciones "hacia atrás" que validan la imparcialidad y objetividad del proyecto del gobierno.

3. El problema de los análisis de Andrés Tagle y Libertad y Desarrollo, sin embargo, es que, a partir de las simulaciones indicadas, derivan un conjunto de conclusiones generales que parecieran tener por objeto la defensa del sistema binominal. Quizás la afirmación más llamativa es aquella que dice "la propuesta no contiene mejoras reales en cuanto a proporcionalidad" (Tagle).

4. Sostener que un sistema electoral en que la magnitud de los distritos (esto es, el número de escaños que se elige por unidad territorial) es igual a dos, como es lo propio del binominal, tiene el mismo efecto de proporcionalidad que un sistema electoral en que se proponen magnitudes de distritos de entre 3 y 8 (con un promedio de 5,5) es una tesis que niega la lógica y la aritmética. ¿Cómo va a dar lo mismo para una fuerza política o candidato que tiene del orden del 15% o 20% de los votos que el distrito por el cual postula elija dos o seis candidatos?

5. La peculiar conclusión que extraen Tagle y Libertad y Desarrollo de sus simulaciones desafía, además, todo el conocimiento acumulado por la ciencia política (véanse Duverger, 1945, Taagepera y Shugart, 1989, Lijphart, 1994 y Cox, 1997). No se piense, por favor, que este consenso de la ciencia política es de carácter puramente teórico. Carey y Hix, en 2008 hicieron un estudio empírico con 618 elecciones en 81 países y la conclusión es inequívoca: a mayor magnitud de distrito mayor proporcionalidad.

6. ¿Por qué, entonces, las simulaciones históricas de que se sirven Tagle y Libertad y Desarrollo parecen negar esta realidad? La respuesta es tan obvia que da hasta un poco de vergüenza ajena tener que plantearla. En 2009 o en 2013 las decisiones de los candidatos, coaliciones y de los electores estaban condicionadas absolutamente por la regla entonces vigente sobre representación. Y dado que esa regla -el binominal- premiaba a las dos grandes fuerzas y castigaba a los partidos medianos, no nos puede sorprender que, existiendo actores racionales, haya habido una alta de concentración de votos en las dos grandes fuerzas. Lo que resulta analíticamente defectuoso es tomar después esos resultados, como si estuvieran libres de todo condicionamiento, y usarlos como base para ver qué habría pasado con un sistema proporcional.

7. La validez de la crítica que estoy formulando no escapó completamente al responsable del estudio de Libertad y Desarrollo. De acuerdo al diario, el estudio "señala que, antes de cualquier análisis se debe considerar que las plantillas parlamentarias se adaptan al sistema electoral imperante y que es probable que si hubiera existido un sistema proporcional en los casos estudiados, los diseños electorales de cada sector habrían sido distintos". Pues bien, esa frase no da cuenta de un detallito. Es un elemento lo suficientemente importante como para descartar estas simulaciones para hacer juicios de proporcionalidad sobre la reforma de la Presidenta Bachelet. Desgraciadamente, el informe incluyó conclusiones que llevan a "El Mercurio" a titular "LyD cuestiona mayor representatividad de nueva fórmula electoral".

8. La propuesta electoral de la Presidenta Bachelet, que cuenta con el apoyo mayoritario del país, va a ofrecer más opciones a los ciudadanos, va a viabilizar de mejor manera las posibilidades de fuerzas emergentes e independientes, va a permitir un Parlamento más diverso y va a forzar una mayor competencia. Los defensores del sistema binominal tienen, por supuesto, todo el derecho a argumentar a su favor. Lo que yo les pediría, sin embargo, es un poco más de rigor analítico.

Patricio Zapata Larraín
Profesor de Derecho Constitucional