Roberto Saviano viene desnudando, reportaje tras reportaje y libro tras libro, cómo funciona el tráfico de drogas en el mundo. Y si antes sus investigaciones se centraban en la mafia calabresa, el presente libro apunta a los productores y traficantes latinoamericanos y a cómo se relacionan con las organizaciones criminales europeas. Así descrito, el trabajo de Saviano puede parecerse a muchos otros; sin embargo, hay algunos rasgos que lo singularizan. Algunos se aplican a toda su trayectoria; otro, en particular, a este libro, cuya novedad es que intenta dar cuenta del estado general de las cosas en este ámbito y, por ello, México, Colombia e Italia tienen un lugar preferente en el relato (pero también Australia, Perú, Bolivia y Estados Unidos, entre otros). Esa cualidad le permite elaborar tesis consistentes sobre los cambios que se han producido en las últimas décadas (el ocaso de los carteles colombianos, la aparición de figuras intermediarias, el ascenso irrefrenable de la narcoviolencia en México), así como establecer una aproximación en torno a qué hay realmente detrás del tráfico de cocaína. Poder y dinero, dinero y poder, es el resumen obvio, pero a una escala que da vértigo y con unos costos en vidas y crueldades que solo expresan la impresionante calidad del retorno de las inversiones: ante ese aluvión de dinero, nada hay que se le pueda poner por delante.

Pero quizá lo más interesante de Saviano es la voz que adopta en sus crónicas. Curiosamente, este libro está editado en la colección de narrativas de Anagrama, y no porque se trate de una obra de ficción, sino, probablemente, por el atormentado y apasionado yo que toma las riendas del relato. El autor sabe que es un proscrito. Un condenado cuya cabeza tiene precio. Pero es también alguien que se ha adentrado tanto en el ámbito más despiadado, cínico y violento del mundo contemporáneo que, forzosamente, ha cambiado. Como él mismo señala, "he contemplado el abismo y me he convertido en un monstruo", porque, una vez que te hundes en el abismo, ya no es que tú lo mires, "es el abismo el que quiere mirar dentro de ti". Es que ver el otro lado -la infinita capacidad de corrupción que siembra la sospecha en todas partes- lo ha convertido en un extraño y, de acuerdo con su propia deriva narrativa, en una suerte de profeta que solo entona desgracias. Pero hay que leer a Saviano, porque tanto su lucidez como su amargura son necesarias.

Roberto Saviano. Anagrama, Barcelona, 2014. 494 páginas.