Señor Director:
Tiene razón el rector
Ignacio Sánchez cuando afirma que Chile cuenta con un sistema universitario plural, diverso, en el que coexisten universidades estatales, católicas, evangélicas, de la masonería, ligadas a filosofías empresariales, etcétera. Pero eso no significa que cada una de las universidades sea pluralista, o sea, que no solo compruebe y apruebe la diversidad, sino que la acoja en su propio interior.
Sociedades abiertas que se gobiernan democráticamente son siempre plurales, diversas, en cuanto en ellas coexisten muy distintas creencias en diferentes campos (filosófico, religioso, moral, político, artístico, etcétera). Instituciones pluralistas -por ejemplo, universidades- son aquellas que, además de comprobar y aprobar la pluralidad, toleran la exposición, difusión y defensa de cualquier creencia, sin afiliarse a una de ellas en particular.
Por tanto, una universidad que adopte un credo oficial en cualquiera de los campos antes señalados, desiste por ello de ser pluralista o se conforma con practicar un pluralismo limitado. Esto último, en virtud de la libertad de enseñanza es perfectamente legítimo, pero no lo es que universidades no pluralistas o con un pluralismo limitado se presenten ante el público como instituciones similares a las que son pluralistas y, más aún, como es el caso de las universidades estatales, que están obligadas a hacerlo.
Agustín Squella