Los trece Institutos Profesionales (IP) y Centros de Formación Técnica (CFT) que están agrupados en un consejo, han acordado formar cuatro mesas técnicas de trabajo para estudiar propuestas relativas a la educación superior de técnicos y profesionales. La reactivación del consejo se ha venido produciendo en el último tiempo, pues, si bien fue formado en 2011 -año de recordada memoria por las protestas estudiantiles-, recién en diciembre pasado crearon una secretaría ejecutiva. Este año esperan participar en la discusión de la reforma educacional, de acuerdo con la importancia creciente que ha ido adquiriendo la formación de técnicos en el país.

Si en los países desarrollados existen más personas que trabajan como técnicos que como profesionales, en Chile la relación es al revés, por cuanto los técnicos con una preparación adecuada son menos que los profesionales. Hoy, aunque han tenido un espectacular crecimiento, representan el 40% de la matrícula total de la educación superior; es decir, cerca de medio millón de alumnos. Los planteles que forman parte de este consejo que se reactiva representan cerca de las tres cuartas partes de ese masivo grupo de estudiantes.

Un estudio realizado por la Sociedad de Fomento Fabril, Sofofa, asegura que en Chile faltan 600 mil técnicos calificados, lo que permite inferir que se tardará muchos años en reparar esta debilidad en la formación de personas en nuestro país. Recién para 2020 se espera que el 60% de los estudiantes de la educación superior cursen esta clase de carreras. Pero no hay dudas de que Chile tiene la obligación de fomentar estos estudios, y en las reformas educacionales que se preparan debería tener especial relevancia lo que digan los rectores de sus planteles.

A no dudarlo, ha sido la idea de una reforma la que ha actuado como un acicate para constituir la agrupación y llevar a ese importante sector de la educación a tomar parte organizada en el debate. Es interesante anotar que todas sus entidades participantes tienen un origen privado, pues si bien el Estado ha tenido la preocupación por la formación de técnicos, con la fundación, por ejemplo, de la Escuela de Artes y Oficios, todos esos planteles estatales con el paso del tiempo terminaron convertidos en universidades. Aunque ha sido tardío el reconocimiento que la sociedad le otorga a la formación de técnicos -si se considera que hasta hace cuatro años las ayudas estatales representaban mucho menos del uno por ciento de lo que el país destinaba a la educación superior-, hoy la presencia y la representatividad del consejo no pueden ser puestas en duda.